IES LÓPEZ NEYRA, 50 AÑOS EDUCANDO
El instituto “López Neyra”, que recibe
su nombre de un insigne científico cordobés, es una de las instituciones
públicas más veteranas del distrito Noroeste y uno de los centros educativos
más antiguos de Córdoba. Solo existían dos institutos en la ciudad cuando abrió
sus puertas en 1971, el instituto Góngora y Séneca. Muchas generaciones han
pasado por sus aulas. Tanto es así que actualmente hay alumnos/as que son
nietos/as de los que empezaron su formación en este centro, generaciones que aún
retienen en la memoria los largos pasillos en su primer día de instituto, el
ajetreo de idas y venidas en los cambios de clase, las pesadas mochilas
repletas de libros, alguna novatada y la expectante entrada del desfile de
profesores/as que impartirían las diferentes asignaturas.
El López Neyra fue en sus primeros
años, al igual que el barrio del Parque Figueroa donde está ubicado, un centro
aislado de la ciudad, apenas dos maltrechas carreteras le daban acceso. Alrededor
de mil alumnos comenzaron sus estudios con el antiguo sistema educativo del
bachillerato polivalente BUP y COU. Con la llegada de la LOGSE en los años
noventa se diversificaría su alumnado en las diferentes etapas de la educación
secundaria (ESO, Bachillerato y COU), además de la incorporación de la
formación profesional y la atención a la diversidad. Con el tiempo se ampliaría
su oferta educativa con el programa de simultaneidad, para el alumnado que
estudia en el conservatorio profesional de música, y el bachillerato de artes
escénicas.
Esta oferta educativa traería un
alumnado procedente de toda la ciudad, perteneciente a diferentes clases
sociales. El instituto se convertiría en ejemplo de lo que debiera ser un
centro educativo, sin excluir a ningún tipo de alumnado e integrándolo en la
gran comunidad educativa que acabaría siendo el instituto. Acogió a chavales/as
pertenecientes a barrios empobrecidos como Palmeras, u obreros como Miralbaida,
procurando una educación y formación que los igualase en oportunidades a
cualquier otro compañero/a. Personalmente tuve el honor, como profesor del centro,
de imponerle la banda de graduación de bachillerato a una de las primeras
jóvenes del barrio de Palmeras que obtuvieron dicho título. En esos mismos años
otra alumna alcanzaba el premio extraordinario de bachillerato a nivel estatal.
También doy fe, como padre y
profesor de este centro, de la labor desarrollada con los jóvenes migrantes que
llegaban entre finales del siglo pasado y principios del presente, chavales que
encontraban una cálida acogida y un sistema que procuraba la máxima integración
educativa. Este esfuerzo y dedicación por la diversidad educativa le fue
reconocido a través del premio que la Asociación Pro Derechos Humanos de
Andalucía le concedió en el año 2002.
El “López”, en el argot de su alumnado,
ha dedicado mucho empeño a la educación y formación de una parte importante de
la juventud cordobesa a través de los centenares de profesores/as que han
pasado por él. Este entregado profesorado se siente orgulloso de ver a sus
antiguos estudiantes en los mejores centros de investigación de Europa,
ejerciendo la formación en diferentes universidades, formando parte de
prestigiosas orquestas o impartiendo clases en algún conservatorio de música,
acabando de compañeros/as de departamento de los que fueron sus profesores/as
en décadas anteriores, y, lo que para mí es más destacado, ver a alumnos/as
migrantes o de los barrios más desfavorecidos ejerciendo una profesión que los
iguala en derechos y deberes.
Termino con un viejo proverbio
oriental que siempre me gusta recordar en momentos entrañables como el que está
viviendo el IES “López Neyra” en sus cincuenta cumpleaños:
“¿Me preguntáis cuál es
la suprema
felicidad aquí abajo?
Escuchar la canción
de un/a niño/a que
se aleja después de
habernos preguntado
el camino.”
Córdoba, 10 de
noviembre de 2021
Miguel Santiago Losada
Profesor y escritor
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