QUIERO SEGUIR CREYENDO
Europa, hace un siglo, estaba enfrascada en la primera guerra mundial, media Europa se vestía de uniforme militar. El presidente francés Clemenceau dijo en Versalles al recibir el documento de rendición por parte de Alemania: “Bueno, esto es el final”. Por su parte, el historiador Arthur J. Toynbee, presente en la sala, masculló en voz baja: “No, esto es solo el principio”. ¡Cuánta razón tenía! 20 años después, en plena Gran Depresión, los nazis con mayoría parlamentaria en Alemania comienzan a gestar la segunda guerra mundial. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX las dos grandes potencias, URSS y EEUU, comunismo y capitalismo, se mantenían a raya. Con la caída del muro de Berlín la economía capitalista se radicaliza al ser la única que impera a sus anchas, convirtiéndose en una economía neoliberal que fagocita a la política. Ésta, de la noche a la mañana, se va convirtiendo en un títere de la economía de mercado. La consecuencia más grave de todo ello aparece con los go