CUENTO DE NAVIDAD
Érase una vez Córdoba, ciudad patrimonio de la humanidad, con un gran hospital universitario y una de las mejores universidades públicas andaluzas y españolas. Una ciudad en que ninguna persona está ni se siente excluida. Todos sus barrios gozan de un urbanismo que no permite ningún tipo de segregaciones sociales. Ciudad laica y tolerante, donde las haya, en la que se oyen las campanas de las iglesias, la voz del almuédano llamando a la oración desde el alminar de la calleja de la Hoguera y los judíos celebrando el sabat en la judería. Ciudad crisol de artistas y emprendedores, en la que cada persona tiene tiempo y espacio para desarrollar sus inquietudes y talentos. Ciudad de mil tabernas y lugares de ocio, donde divertirse con las amistades; y de mil librerías, donde adquirir conocimiento y cultivar el alma. No en vano en Córdoba palabras como analfabetismo y fracaso escolar han caído en desuso. Ciudad gobernada por personas que, al margen de su profesión, se