DIGNIFICADOS POR LA ABUELA DE BARBATE
Le Preguntaron al gran matemático árabe
Al-Khawarizmi del siglo IX, considerado el padre del álgebra e instructor de
nuestro sistema de numeración denominado arábigo, sobre el valor del ser
humano, y éste respondió: “Si tiene ética,
entonces su valor es 1. Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor
será 10. Si también es rico, súmele otro 0 y será 100. Si por sobre todo eso es
además, una bella persona, agréguele otro 0 y su valor será 1000. Pero, si
pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues, solamente
le quedarán los ceros. Así de sencillo”. Podríamos resumir tal enseñanza
con las palabras del andalusí Ibn Arabi que dos
siglos más tarde escribió: “mi
religión es el amor”.
Cuando vi en la televisión pública
andaluza la conmovedora historia de Rosario recordé a estos dos magníficos
sabios de la Edad Media. Una mujer viuda que acude cada mañana a limpiar el
nicho de un niño congoleño ahogado en el Estrecho. Vecina de Barbate, un pueblo
que sufre el empobrecimiento social y cuyas costas recibe los cuerpos de las
personas ahogadas por intentar cruzar hacia la orilla norte del Mediterráneo.
Rosario, con 600 euros de pensión, se topó con la dura realidad del pequeño
Samuel, ahogado en su travesía del Estrecho, y no dudó en costearle el nicho lo
que le supuso no tener ni para comer. Desde entonces, todas las mañanas visita
y limpia la lápida del niño que ha adoptado como nieto después de muerto. Esta
historia, de profunda y entrañable solidaridad, me recuerda al texto evangélico
de Lc
21,1-4: “Jesús estaba
en el templo, y vio cómo algunos ricos ponían dinero en las cajas de las
ofrendas. También vio a una viuda que echó dos
moneditas de muy poco valor. Entonces Jesús dijo a
sus discípulos: -Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es
tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir”.
La otra cara de esta
moneda de la vida fue protagonizada por la diputada Aina Vidal, de En Comú Podem, que en la primera votación para la
investidura de la presidencia del Gobierno no pudo acudir al Congreso por la
enfermedad que padece, un cáncer agresivo que le provoca fuertes dolores. Tras
las palabras de agradecimiento y ánimo que le brindó el líder de Unidas
Podemos, todo el hemiciclo le
dio un emotivo aplauso en el Congreso de los
Diputados ante su presencia en la sesión en la que fue elegido presidente Pedro
Sánchez, a
excepción de los diputados de Vox, que se quedaron inmóviles, sin emitir
aplausos y realizar ninguna muestra de humanidad hacia Aina. ¿Ante este hecho
de inhumanidad los jerarcas católicos no piden que se rece para ablandar los
corazones y crear un mundo mejor, más justo e igualitario?
Me sumo a las palabras de
mi amigo y gran teólogo José María Castillo cuando pregunta: “¿cómo se explica que quienes más defienden
la enseñanza de la religión en la escuela y en los planes de estudio, ésos
precisamente son los que más insultan a quienes se oponen a lo que ellos dicen,
los que más ofenden a sus adversarios, los que siembran más odio y
resentimiento? De lo que resulta que quienes más propugnan el cristianismo,
ésos son lo que demuestran comportamientos tan anticristianos, que, en
problemas que interesan o preocupan mucho a la gente, defienden y difunden lo
que más daña a esa pobre gente”. Nada que ver con la viuda pobre del templo
del evangelio ni con la viuda pobre de Barbate. Lo primero se llama fariseísmo,
lo segundo cristianismo.
Hay obispos que nos piden
que recemos porque ven amenazados sus privilegios, beneficios económicos e
inmatriculaciones. Por el contrario, estos obispos no han pedido oraciones ante
los abusos que se han cometido en el trato dado a los niños, a las mujeres, a
los inmigrantes, a las persona por su orientación sexual, y a tanta gente que
sufre indefensa las violaciones a los derechos humanos. Son los mismos obispos
que hablan públicamente contra el papa Francisco y callan ante los corruptos.
Abramos nuestros corazones a las actitudes de las
viudas que hacen realidad el mensaje de Jesús de Nazaret y cerrémoslo con los
que desprecian lo más sensible y genuino del ser humano.
Rosario
limpiando el nicho de Samuel, niño de seis años naufragado en el Estrecho.
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