EN EL CORAZÓN DE LA PATERA
Mientras
asistimos al lamentable espectáculo entre
los partidos políticos para conformar gobierno, personas migrantes seguirán
muriéndose en el mar por ejercer el derecho a buscarse una vida digna. Mientras
tales partidos se enzarzan en la defensa de sus propios intereses, liderada por
el que tiene la gobernabilidad del Estado, la frontera norte-sur es y será una
de las páginas más trágicas e inhumanas del siglo XXI, por donde se desangra la
humanidad y se violan permanentemente los derechos humanos. Es lamentable ver
como el Gobierno del PSOE amenaza con criminalizar a cualquier persona
dispuesta a salvar en un naufragio a migrantes empobrecidos y desamparados. No
le importa lo más mínimo mirar hacia otro lado ante la muerte de un chavalito
marroquí, de tan solo 18 años, por malos tratos en un centro de menores de
Almería, o de una nueva muerte en el Centro de Internamiento para Extranjeros
de Valencia. Estas noticias no merecen ni un minuto, ni un segundo de la
atención del Gobierno y de la mayoría de los partidos políticos, ni de la
mayoría de los medios de comunicación. Estas muertes son de los otros, de los
del otro lado de la frontera, de los nadie, de los ningunos, los ninguneados en
palabras de Galeano.
Con
una comprensible rabia humana me reconfortaban las palabras del que fuera
arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo: "no es lo mismo leer el
Evangelio en una catedral que en una patera. Y yo intento leerlo en la patera
para siempre". A lo que podríamos añadir: no es lo mismo ejercer la
política a pie de calle, donde se cuece la vida, que en los lujosos despachos
de Madrid, Bruselas o Washington. Es desolador contemplar como la policía
marroquí incrementó las expulsiones y las deportaciones de subsaharianos en el
norte del país a golpe de talonario de la UE. Las visitas de los Reyes y del
Presidente del Gobierno Pedro Sánchez han tenido su efecto en el vecino país: fortalecer
la frontera sur. Ante tales hechos, cómo explica el PSOE en qué se diferencia
de la política de migración con PP, Ciudadanos y Vox. El mismo Santiago Agrelo
se arrepentía de haber escrito la carta de invitación al Papa "porque no
sabía las consecuencias para los migrantes". Las instrucciones del
Vaticano solo indicaban dirigirse a los migrantes con papeles, resultando la
visita de Francisco poco favorable a las personas migrantes indocumentadas. Mientras
tanto, los obispos del Sur andan enfrascados en recaudar dinero del IRPF, en
sus inmatriculaciones, en seguir
adoctrinando en los colegios a base de una moral que nada tiene que ver con
Jesús de Nazaret. ¡Qué tiene que ver el Evangelio con un obispo oficiando una
solemne ceremonia religiosa en una Catedral! El Evangelio es la revolución que
está al lado del pobre Lázaro y deja fuera al rico Epulón. El Evangelio está en
el corazón de la patera y se escandaliza de políticos y religiosos que permiten
por activa o pasiva tantas muertes injustas.
La situación está llegando a tal
nivel de deshumanización que un grupo de abogados
internacionales ha depositado ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La
Haya un escrito en el que aseguran presentar “pruebas que implican a la UE y a representantes
de los Estados Miembros en la comisión de crímenes contra la humanidad”. Los
Estados europeos no cumplen ni siquiera con su obligación de atender a quienes
necesitan auxilio en aguas europeas. No podemos olvidar que el Estrecho es la
frontera más letal del mundo. Desde enero han fallecido en sus aguas más de 500 personas.
El
gobierno andaluz, cómo no podía ser de otra manera, rema en la misma dirección.
A su Presidente le gustaría
colaborar en la identificación y devolución "rápida y eficaz" de
menores que lleguen solos en patera, idea retomada de su antecesora en el cargo
Susana Díaz.
La política migratoria, si ya de por
sí vulneraba los derechos humanos, ha empeorado en los últimos años. Lejos de
ser una política social que dé respuestas se ha convertido en un apartheid, y
en el peor de los casos, en un arma letal que arroja a miles de personas a la fosa
común del Mediterráneo. Nos queda mucho camino por recorrer en la consecución de
los derechos humanos. Estamos obligados a desarrollar el auxilio a quién lo necesita.
Es más, deberíamos de salvar la hospitalidad como valor máximo de la
convivencia. Sin el deber de socorro y de auxilio, sin la acogida y el abrazo
humano dejaremos un mundo desolador a nuestras generaciones futuras.
Córdoba,
17 de julio de 2019
Miguel Santiago Losada
Profesor y miembro de ADA
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