40 AÑOS DE VERDE, BLANCA Y VERDE
Hace unos días una amiga me
llamaba para contarme con gran orgullo cómo su hija con poco más de 30 años
había dejado con la boca abierta a los participantes en un foro celebrado en
Bilbao sobre la recuperación de las ciudades. Al terminar le preguntaron, dado
el éxito obtenido, que de dónde era. Irene respondió: - de Andalucía, quedando sus
interlocutores con cara de sorpresa. No era la primera vez que le ocurría. Aún hay,
y no son pocos, quienes consideran Andalucía como media analfabeta y
subsidiaria, cuando está llena de jóvenes talentos que, por desgracia, desarrollan
su saber en otros países, fuera de la tierra que les ha visto nacer y les ha educado
y formado, obligados a emigrar ante la falta de oportunidades. Este hecho es la
consecuencia de un plan programado hace muchos años por la UE, bajo la sumisión
de los Gobiernos de España, la llamada “Europa de las dos velocidades”, en la
que Andalucía estaba destinada a ser una región europea de servicios,
desindustrializada e intervenida agrícolamente para producir según los cánones establecidos
por Europa.
Hace 40 años, otros muchos
jóvenes andaluces, acompañamos a nuestros mayores en las multitudinarias
manifestaciones celebradas el 4 de diciembre de 1977 para que, entre otras
reivindicaciones, los jóvenes andaluces de hoy tuvieran las mismas
oportunidades que cualquier vasco, inglés, francés o alemán. Dos millones de
personas de las ocho capitales y pueblos de Andalucía, Cataluña, Madrid y
Euskadi salimos a la calle pacíficamente cuando apenas supimos que Cataluña,
Euskadi y Galicia habían conseguido la plena autonomía, dejando postergada a
Andalucía. En aquél glorioso día para Andalucía exigíamos nuestro derecho a
decidir. Aquel clamor popular tuvo tal alcance que cambio el proceso
constituyente, introduciendo el artículo 151 de la Constitución para convertir
en nacionalidad lo que estaba proyectado como región. Tan solo dos años
después, el 28 de febrero de 1980, ejercimos el derecho a decidir,
reconociéndonos una nacionalidad histórica. Ambas fechas son el eje central de
nuestro Patrimonio Constitucional Andaluz. Precisamente, 40 años después, este
Patrimonio democrático ganado a pulso por su propio pueblo hace de Andalucía
sujeto imprescindible para liderar el pacto federal que se avecina en los años
venideros.
El próximo 4 de diciembre ondeará en el balcón de
mi casa la bandera que mi padre me compró para tan emotivo acontecimiento
histórico. Un símbolo cargado de esperanza para resolver los seculares
problemas de Andalucía: el empobrecimiento, el paro, la educación, la
formación, la reforma agraria. Como Carlos Cano le cantó a nuestra bandera: “-¡Ay,
qué bonica/ verla en el aire/ quitando penas/ quitando hambre!/ Verde, banca y
verde”. Reivindicaciones que se repetían en las distintas manifestaciones que
se estaban celebrando. Aquel día histórico, cayó asesinado el joven malagueño
Manuel José García Caparrós cuando la policía disparó contra los manifestantes.
Su sangre viva trasmite la fuerza a esas palabras que dijo Irene todo orgullosa
en Bilbao: -
¡Soy de Andalucía!
Andalucía
tiene una dilatada historia autonómica, que hunde sus raíces en la Junta
Suprema de Andalucía (Andújar, 2 de septiembre de 1835). Años más tarde el
Sexenio Democrático (1868/1874) nos trajo el
Pacto Federal andaluz, celebrado en Córdoba el 10 de junio de 1869. Antes
de terminar el siglo XIX se aprobó el anteproyecto de la Constitución andaluza de
Antequera de 1883, que proclamaba el Estado andaluz, abierto a integrarse en la deseada
República Federal Española,
y que
sirvió de base al regionalismo andaluz en el Congreso de Ronda de 1918, y en la
posterior Asamblea de 1919 en Córdoba, figurando Andalucía como una realidad
nacional. Con la llegada de la II República se aprueba en Córdoba (1933) el
anteproyecto de Estatuto Autonómico. El 5 de julio de 1936, en la Asamblea de
Sevilla, Blas Infante sería elegido Presidente de Honor de la futura Junta
Regional de Andalucía, que esperaba someterse a un referéndum en septiembre. El
golpe militar del 18 de julio lo impidió, siendo fusilado el padre de la patria
andaluza el 11 de agosto de 1936. Este proyecto no se pudo retomar hasta la
muerte del dictador.
Resulta
pertinente recordar las palabras que Antonio Gala pronunció en la
Mezquita de Córdoba (2-04-1978) en su discurso de apertura del Congreso de Cultura Andaluza: "Quienes
quieran lo mejor para su patria, conózcanla antes a fondo: porque es el conocimiento quien engendra el amor y el amor
quien multiplica y perfila el conocimiento". ¡Feliz día grande de
Andalucía!
Córdoba,
28 de noviembre de 2017
Miguel Santiago Losada
Profesor
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