CUENTO DE NAVIDAD

Érase una vez Córdoba, ciudad patrimonio de la humanidad, con un gran hospital universitario y una de las mejores universidades públicas andaluzas y españolas.

Una ciudad en que ninguna persona está ni se siente excluida. Todos sus barrios gozan de un urbanismo que no permite ningún tipo de segregaciones sociales.

Ciudad laica y tolerante, donde las haya, en la que se oyen las campanas de las iglesias, la voz del almuédano llamando a la oración desde el alminar de la calleja de la Hoguera y los judíos celebrando el sabat en la judería.

Ciudad crisol de artistas y emprendedores, en la que cada persona tiene tiempo y espacio para desarrollar sus inquietudes y talentos.

Ciudad de mil tabernas y lugares de ocio, donde divertirse con las amistades; y de mil librerías, donde adquirir conocimiento y cultivar el alma. No en vano en Córdoba palabras como analfabetismo y fracaso escolar han caído en desuso.

Ciudad  gobernada por personas que, al margen de su profesión, se dejan la piel altruistamente por su ciudadanía y sin ninguna divisa de mitra y báculo, de grúa y ladrillo. Un territorio sin fronteras, donde no se establecen distingos en razón de raza, sexo, religión o clase social.

Ciudad de encuentros, congresos,… en los que se sellan tratados de paz que lleven la justicia social por todo el mundo.

Cuando la ciudad se desperece ¿qué quedará de este sueño de Navidad?

                                                           Córdoba, 21 de diciembre de 2009.
                                                                  Miguel Santiago Losada


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