AUTOESTIMA ANTE LA DEPRESIÓN
La
conclusión de la Red Europea contra la Pobreza no puede ser más clara y
contundente: “Es evidente la división de España en dos mitades”. Califica la brecha
como “estructural” y causada por un fracaso en la política social.
Andalucía
es una de las diez comunidades que sigue estando por debajo del PIB per cápita
nacional, un 74.4% en 2019, empeorando su posición relativa con respecto al año
2000, después de la crisis del 2008. De los cincuenta municipios con
menor renta por habitante, treinta y cuatro son andaluces. Este escalofriante
dato está directamente relacionado con la tasa de paro. En el segundo trimestre
de 2020 Andalucía alcanzaba el 21,3% de paro, sobresaliendo en la lista de las
ciudades con más personas sin trabajo. De las quince con mayor tasa de
desempleo, diez son andaluzas, destacando Linares,
La Línea, Córdoba, Alcalá de Guadaíra y Huelva. Con estos
resultados no debe extrañarnos que seamos la penúltima comunidad en renta media por
hogar y en riesgo de pobreza, que crece desde el año 2007, con una tasa del
31.3%, solo precedida por Extremadura.
Si
realizamos la comparación con las ciudades del Estado que superan los 300.000
habitantes, Córdoba es la última ciudad en renta por habitante, los madrileños
alcanzan los 40.000 euros/habitante, o sea disponen de cerca de 14.000 euros
más que los cordobeses. De las ocho capitales andaluzas, Córdoba (con una renta
por habitante de 26.288 euros en el año 2018, según la Agencia Tributaria) está
en el furgón de cola, solo precedida en renta por habitante más baja por Huelva
y Almería. Si la comparamos con las doce ciudades andaluzas con más de cien mil
habitantes, Córdoba ocupa el puesto noveno en renta por habitante. A excepción
de Sevilla y Málaga, las únicas ciudades con mayor población que Córdoba, Granada
y Algeciras la superan con tres mil euros más; incluso Cádiz supera a Córdoba en casi dos mil euros de
media, lo que refleja el débil tejido económico que padece la ciudad.
Nuestra
ciudad, al igual que el resto de la provincia, sufre un empobrecimiento crónico
y desigual. La brecha que observamos en el resto del Estado se agudiza en
Córdoba, los datos así lo demuestran: una persona del distrito del Brillante o
Centro, con una renta media que ronda los 40.000 euros, dispone de 23.000 euros
más que otra perteneciente al distrito Sur (17.000). Si nos referimos a los
barrios, Córdoba cuenta con cuatro de los quince barrios más pobres del país,
una situación que se hace socialmente insostenible.
Indudablemente hay una
responsabilidad de este empobrecimiento crónico que afecta fundamentalmente a
las comunidades del Sur. Es difícil negar un fracaso político tras estos datos,
un fracaso de las tres administraciones del Estado: central, autonómica y
local. Evidentemente, las diferentes realidades
a lo largo de la historia y los distintos niveles de desindustrialización
aplicados según la zona han marcado la economía y la evolución del PIB, que la
gestión política no ha sabido o querido plasmar en su agenda política como un
punto primerísimo a considerar.
Las soluciones no pueden llegar con
actitudes derrotistas o con simples
quejas que nos hagan caer en la complacencia de una falsa compasión. Las
soluciones ya las apuntaba en mi anterior artículo en este periódico, el pasado
25 de septiembre. Sólo creyendo en nuestras potencialidades, trabajando al
unísono, desarrollando una solidaridad que favorezca la igualdad, no quedándose
en la beneficencia o caridad, podremos construir un futuro mejor. Vuelvo a
repetir una vez más que Córdoba posee una historia y acervo cultural
inigualable, un lugar geográfico privilegiado, una de las campiñas con mejor
suelo de Europa, y un “petróleo”, nuestro sol, para generar energía alternativa
que nos convierta en uno de los grandes exportadores energéticos del mundo.
¿Estarán nuestras instituciones públicas dispuestas a trabajar en esta
dirección? ¿Exigirá la ciudadanía unos mejores niveles de vida o se ha
resignado a vivir en este empobrecimiento crónico? Se impone la necesidad de que surjan personas
dispuestas a cambiar este panorama desolador que sufre Córdoba, personas que se
incorporen a la política en su concepción más amplia, personas corresponsables
con su situación y con las de sus vecinos/as, con el objetivo de sacar a
Córdoba del furgón de cola y dignificar la vida de todos sus habitantes.
Córdoba,
20 de octubre de 2020
Miguel Santiago Losada
Profesor y escritor
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