BLAS INFANTE, ASIGNATURA PENDIENTE
Blas Infante es conocido
como padre de la patria andaluza. En él convergen la historia y el sentimiento
del pueblo andaluz. Fue una persona, formada y culta, enamorado de la cultura
de su tierra y comprometido con la dura realidad que sufría una gran mayoría de
la población andaluza, principalmente los jornaleros, mano de obra mil veces
vilipendiada por los terratenientes
herederos de la principal lacra que padeció Andalucía desde la Baja Edad Media,
el repartimiento de tierras que hicieron los reyes castellanos entre la
monarquía, la nobleza y la iglesia, usurpándole al pueblo su principal riqueza.
Podríamos decir, sin duda a equivocarnos, que Blas Infante es el alfa y el
omega del nacionalismo andaluz que se fue fraguando en los albores del siglo
XIX y alcanzó su mayoría de edad el 4 de diciembre de 1977 cuando el pueblo
soberano levantó su voz para exigir el reconocimiento de nuestra tierra y
alcanzar la dignidad pisoteada durante demasiados siglos de historia.
Andalucía
tiene una dilatada historia autonómica, que hunde sus raíces en la Junta
Suprema de Andalucía (Andújar, 2 de septiembre de 1835), que llegó a proclamar:
viviendo la indisoluble unidad que ofrece
el pueblo andaluz (…) el voto de los
habitantes de la Bética entera es el mismo (…). Los andalucistas de
principios del siglo XX vieron en la Junta Suprema el antecedente histórico del
sentimiento andaluz. Años más tarde el Sexenio Democrático (1868/1874) nos
trajo el Pacto Federal andaluz, celebrado en
Córdoba el 10 de junio de 1869. Poco después, según el profesor Acosta
Sánchez, la insurrección cantonal andaluza fue el experimento anticentralista más radical puesto en práctica en el Sur.
Antes de terminar el siglo XIX se aprobó el
anteproyecto de la Constitución andaluza de Antequera de 1883, que proclamaba
el Estado
andaluz, abierto a integrarse en la deseada República
Federal Española, y que sirvió de base
al regionalismo andaluz en el Congreso de Ronda de 1918, y en la posterior
Asamblea de 1919 en Córdoba, figurando Andalucía como una realidad nacional.
Con la llegada de la II República se aprueba en Córdoba (1933) el anteproyecto
de Estatuto Autonómico. El 5 de julio de 1936, en la Asamblea de Sevilla, Blas
Infante sería elegido Presidente de Honor de la futura Junta Regional de
Andalucía, que esperaba someterse a un referéndum en septiembre. El golpe
militar del 18 de julio lo impidió, siendo fusilado el padre de la patria
andaluza el 11 de agosto de 1936. Este proyecto no se pudo retomar hasta la
muerte del dictador.
Tuvieron que pasar 40 años
para que sucediesen las multitudinarias manifestaciones celebradas el 4 de
diciembre de 1977. Dos millones de personas de las ocho capitales y pueblos de
Andalucía, Cataluña, Madrid y Euskadi salimos a la calle pacíficamente cuando
apenas supimos que Cataluña, Euskadi y Galicia habían conseguido la plena
autonomía, dejando postergada a Andalucía. Aquel día histórico, se vio empañado
por el asesinato del joven malagueño Manuel José García Caparrós cuando la
policía disparó contra los manifestantes. En aquél glorioso día para Andalucía
exigíamos nuestro derecho a decidir. Aquel clamor popular tuvo tal alcance que
cambio el proceso constituyente, introduciendo el artículo 151 de la Constitución
para convertir en nacionalidad lo que estaba proyectado como región. Tan solo
dos años después, el 28 de febrero de 1980, ejercimos el derecho a decidir,
reconociéndonos una nacionalidad histórica. Ambas fechas son el eje central de
nuestro Patrimonio Constitucional Andaluz. Precisamente, 40 años después, este
Patrimonio democrático ganado a pulso por su propio pueblo hace de Andalucía
sujeto imprescindible para liderar el pacto federal que se avecina en los años
venideros.
Resulta
pertinente recordar las palabras que Antonio Gala pronunció en la
Mezquita de Córdoba (2-04-1978) en su discurso de apertura del Congreso de Cultura Andaluza: Quienes quieran lo mejor para su patria,
conózcanla antes a fondo: porque es el
conocimiento quien engendra el amor y el amor quien multiplica y perfila
el conocimiento.
El
Ayuntamiento de Córdoba tiene la obligación de hacer memoria de todos estos
acontecimientos levantándole un monolito a Blas Infante en el que ondee la
arbonaida, la bandera verdiblanca de
Andalucía.
Córdoba,
12 de enero de 2018
Miguel Santiago Losada
Profesor
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