NUESTRO FUTURO, NUESTRA JUVENTUD
A mis alumnos y alumnas
Nuestra
juventud tendrá futuro cuando reconozcamos nuestra verdadera historia y nos
sintamos orgullosos de ella. Tendremos futuro cuando nos avergoncemos de los 40
años de la dictadura franquista que supusieron una de las etapas más mortíferas
y lúgubres de nuestros anales. Tendremos futuro cuando la memoria histórica
recupere a tantos cadáveres de las cunetas a consecuencia del fascismo.
Tendremos futuro cuando los dictadores de este país no estén enterrados en el
Valle de los Caídos o en la basílica de la Macarena. Tendremos futuro cuando podamos
honrar los restos mortales de Blas Infante y Federico García Lorca, glorias de la
patria andaluza, fusilados hace 80 años por el régimen dictatorial de los
generales golpistas. Tendremos futuro cuando la Iglesia católica pida perdón “por echarse en los brazos de los golpistas tras el golpe del 18 de julio”
como propone Hilari Raguer, monje benedictino, doctor en Derecho
Civil e investigador del papel de la
Iglesia durante la República y la Guerra Civil española.
Tendremos
futuro cuando el Partido Popular se deshaga de la inercia franquista de sus
orígenes y alcance la madurez política de los partidos conservadores europeos. Tendremos
futuro cuando el resto de partidos no guarden silencio y actúen de manera
coherente si tienen posibilidad de gobernar.
Tendremos
futuro cuando reconozcamos a científicos de la categoría de Mariano
Barbacid, destacado bioquímico y uno de nuestros más acreditados científicos en
materia oncológica, que volvió a España para crear el Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares
y el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona. Ello supuso el caldo de
cultivo para que fueran surgiendo institutos de investigación científica por todo
el país, como el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba. Barbacid,
hace unos días, comentaba en un periódico de ámbito nacional: “Fue un momento
en el que cuando iba a Europa, la gente me decía: ¡Cómo está cambiando España,
por fin sale de esa prehistoria de la investigación que desgraciadamente
arrastramos desde los Reyes Católicos!”.
Después de
una década, esta primavera científica se vio truncada con la llegada del
gobierno de Rajoy que aprovechó la crisis para hacer recortes en la
investigación y la formación de nuestra juventud, provocando la emigración de
miles de jóvenes talentos. Uno de los objetivos que debe plantearse el nuevo
arco parlamentario es obligar al Gobierno a que triplique el presupuesto para
la investigación si queremos ser un país moderno y desarrollado. Además, es
urgente una ley de educación que garantice el aprendizaje de la verdadera
historia de los diferentes pueblos que conforman el Estado español. Es
necesario un desarrollo curricular que, desde el análisis científico, estudie
cómo los Reyes Católicos construyeron la identidad nacional española tomando
como eje vertebrador la religión católica y su instrumento más poderoso, la Inquisición,
que no permitió el desarrollo de la cultura científica, terminando con
cualquier atisbo que pudiese recordarnos lo que fue al-Andalus en general, y
Córdoba en particular, uno de los centros del saber del mundo, expulsando y
matando a los judíos y a los moriscos.
Un currículo que garantice el estudio de
Averroes y Maimónides al mismo nivel que Santo Tomás de Aquino y conozcamos en
literatura la obra Ibn
Hazm, el Collar de la Paloma, igual que el Cantar de mío Cid. Un currículo en
el que aparezcan los destacados médicos medievales Albucasis y Al-Gafequi y en
el que los grandes estadistas Abderramán III y Al-Hakam II ocupen el
mismo desarrollo curricular que los reyes de los reinos castellanos. Tendremos
futuro cuando nuestros hijos más ilustres citados se les honren con el nombre
de las calles más importantes de sus ciudades. ¿Acaso el Cid que preside uno de
los espacios más céntricos de Sevilla fue más importante para nuestra historia
que el rey Al-Mutamid, acaso el
Gran Capitán que preside la céntrica plaza cordobesa de las Tendillas fue más
importante que Abderramán III, acaso los Reyes Católicos que presiden el centro
de Granada son más importantes que la dinastía Nazarí? ¿Quién ha hecho este
relato de la historia, quién ha manipulado nuestra historia?
Tendremos
futuro si somos capaces de conocer y reconocer nuestra verdadera historia. Solo
de esta manera no volveremos a cometer los mismos errores que en el pasado.
Córdoba,
8 de agosto de 2016
Miguel Santiago Losada
Profesor
Querido compañero y amigo, cuánto disfruto leyéndote. Eres un maravilloso cicerone
ResponderEliminarQuerido compañero y amigo cuánto me gusta leerte. Eres un maravilloso cicerone.
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