TIEMPO DE SOLUCIONES
Prefiero la palabra
debate que persigue una solución a través de argumentos, al término conflicto o
polémica que alimentan la acritud y el enfrentamiento, imposibilitando acuerdos
deseables.
La Plataforma
“Mezquita-Catedral, patrimonio de todos/as” ha promovido desde el primer
momento el debate, argumentando a través de la historia, arqueología,
legalidad, arte, simbología, etc., que la Mezquita-Catedral es uno de los
grandes monumentos mundiales, gracias a su antepasado islamo-andalusí, al que
se añadieron posteriormente construcciones cristianas de diversos estilos. Un
monumento que nunca ha pertenecido a ninguna institución que no fuese el estado
y su pueblo (ni los imanes ni los sacerdotes son dueños de los templos). Un
monumento síntesis de culturas y religiones, de ahí su carácter simbólico como
referente mundial de concordia, luz para un mundo que necesita la
interculturalidad y la interreligiosidad como valores transversales para
alcanzar una sólida democracia.
Desde esta base
argumentar, la Plataforma ciudadana quiere una solución basada en dos objetivos
principales: la titularidad pública del monumento, que no implica que deje de
albergar el culto católico, y una gestión compartida entre la institución
católica, responsable del uso litúrgico, y la Junta de Andalucía como
institución pública que ostenta las competencias patrimoniales y turísticas.
Es de sentido común que
en una sociedad democrática y aconfesional la principal seña de identidad de un
pueblo (en el caso de Córdoba, la Mezquita), pertenezca a sus gentes ya sean
católicos, agnósticos, ateos o de otra religión. Hoy un abuelo puede ser
católico y mañana su nieta podrá ser agnóstica pero la Mezquita siempre será de
su pueblo: del abuelo y de la nieta.
Llevamos un año y medio
de debate ciudadano y es mucho lo que se ha avanzado: tanto la prensa
internacional como la nacional se han hecho eco del debate, las
administraciones públicas han empezado a tomar carta en el asunto para
restituir la legalidad constitucional y asumir su responsabilidad patrimonial, y
la ciudadanía ha ejercido su papel de reivindicación del monumento por encima
de cualquier interés económico, político o religioso.
Es importante no olvidar quién inicio el debate
sobre la Mezquita-Catedral. El actual obispo de
Córdoba, con motivo de la inauguración de la visita nocturna, escribió un artículo muy polémico titulado la
“Catedral de Córdoba” en el que decía “es del todo inoportuno llamar hoy
a este templo Mezquita, porque no lo es desde hace ocho siglos, y volver a
llamarla Mezquita es confundir al visitante” (Diario Córdoba, 10-10-2010). A
diferencia de la Plataforma ciudadana que siempre ha perseguido el debate, Demetrio
Fernández generó, y genera, polémica con su actitud. Consciente de ello le
llevó a afirmar que "lo he escrito porque sabía que iba a dar la
vuelta al mundo" (Diario Córdoba, 12-10-2010). En esa misma fecha y en este
mismo periódico el entonces alcalde,
Andrés Ocaña, señaló que el obispo de Córdoba se equivoca al plantear que el
principal y más significativo monumento de la ciudad solo se llame Catedral y
deje de usarse el nombre de Mezquita-Catedral. Luis Carreto, presidente
de la Confederación de Empresarios (CECO) afirmó que "el nombre es
inseparable y no hay que temer que incluir la palabra Mezquita induzca al rezo
compartido”. Antonio Caño, representante de las Agencias de Viajes, afirmó que el
monumento cuenta con las dos influencias religiosas y que se le deje de llamar
Mezquita "no me parece buena idea". El director de la Real Academia
de Córdoba, Joaquín Criado, afirmó que: "el edificio se construyó y fue
Mezquita y luego pasó a ser una Mezquita con una Catedral dentro, lo que supone
una simbiosis de cultura tremenda que explica la capa de interculturalidad que
define a Córdoba y al propio templo". Antonio Vallejo, exdirector del
conjunto arqueológico Medina Azahara, recalcó que "la
excepcionalidad del edificio reside en la Mezquita, ya que la Catedral es un
edificio más".
Esperamos y deseamos que
termine triunfando el debate sobre la polémica, a través del diálogo entre las
Administraciones, el Obispado y la Plataforma ciudadana para que el Estado
Social, Democrático, de Derecho y Aconfesional se haga presente. Ello debe significar que la Mezquita, por albergar
la Catedral de Córdoba, no se la siga apropiando el obispado, disponiendo a su
antojo del nombre, de la historia y de los millones de euros que el monumento genera.
Por consiguiente, es fundamental que las administraciones públicas asuman sus
competencias y que la ciudadanía sienta la Mezquita-Catedral como su ADN histórico
y simbólico.
Córdoba, 20 de julio de 2015
Miguel Santiago Losada
Profesor y Portavoz de la Plataforma
Mezquita-Catedral, patrimonio de todos/as
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