Estado de la ciudad

Cuando el Ayuntamiento de Córdoba se disponía a celebrar el pleno sobre el estado de la ciudad, una mujer, Rocío Flores, lloraba ante su inminente desahucio, y gritando, lanzaba una pregunta de la que no obtendría respuesta: ¿Cuál va a ser mi futuro? Entre aplausos solidarios de varias personas vecinas de las barriadas con mayor empobrecimiento y exclusión social de la ciudad fue desalojada por la Policía Local. Desde el pasado 26 de septiembre Rocío, su marido y sus dos hijos, de tres años y diez meses, no tienen techo. En el debate sobre el estado de la ciudad, el alcalde de Córdoba defendió la eficacia de su gestión: "Como ven, Córdoba está cambiando (-) es una ciudad más abierta, dinámica, moderna, más integrada-" Sin embargo, su principal promesa no se ha cumplido: desde que tomó posesión como alcalde, el número de personas sin trabajo en nuestra ciudad no ha parado de crecer, habiendo llegado en el pasado mes de agosto a 45.393, lo que significa un aumento del 15% de paro. Nos encontramos ante una ciudad en la que miles de familias tienen que buscarse la vida en bancos de alimentos, comedores populares, economatos y beneficencias varias, mientras el Estado de bienestar se hunde. Según el último estudio del IESA (2010) sólo el 40.6% de los hogares de nuestra ciudad estaban considerados como incluidos, mientras que el 53.1% se situaban en el espacio de la vulnerabilidad, y el 6.4% en el de la exclusión social. Si ya estas cifras resultaban alarmantes, actualizarlas debe ser desolador. En este mismo sentido, una ciudad en la que 111.474 personas con 15 o más años carecen de graduado escolar y 4.179 son analfabetas, según los datos estadísticos del propio Ayuntamiento de Córdoba a 1 de enero de 2011, pone de manifiesto la falta de formación que padece más de un tercio de los habitantes de Córdoba. A todos estos males endémicos que sufre la ciudad hay que añadirle la incertidumbre que muchos/as ancianos/as tienen con sus pensiones, que pueden verse menguadas con la política de recortes del Gobierno de España. A ello hay que añadir el nuevo copago impuesto por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para 42 tratamientos hospitalarios, una medida que afectará en Córdoba a unos 11.160 enfermos crónicos, y que de momento no se aplicará en el Servicio Andaluz de Salud en la fecha prevista por el Gobierno, el 1 de octubre. Este es el verdadero estado de la ciudad, al menos de las personas que más sufren las consecuencias de la crisis. Esta realidad necesita urgentemente que todas las administraciones públicas se pongan manos a la obra con políticas sociales, formativas y de empleo para atajar tanta necesidad, y dar respuestas ciertas y reales a tanto grito desesperado.
* Profesor y presidente de la Asociación KALA


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