LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS
Me preocupa este sistema que sólo detecta
la desprotección del niño en los ambientes empobrecidos. ¿Acaso los pobres se
portan mal con sus hijos, mientras que los no pobres cuidan bien de sus
descendientes? Ahí tenemos el caso del niño rumano de Córdoba, cuyo padre
inmigrante y pobre se ve obligado a mendigar para darle de comer a sus hijos.
En este caso, lo que el niño necesita es a su padre con los recursos para vivir
con él y su familia y no un centro de menores. Me preocupa este sistema cuando
confunde situación de riesgo con situación de desamparo. ¿Cuántos niños
desamparados existen entre las familias llamadas normalizadas, las cuales
tienen a sus hijos bien vestidos y alimentados? ¿Acaso podemos hablar de
desamparo cuando la realidad es la dramática situación socioeconómica que viven
las familias de estos niños empobrecidos? ¿No sería mejor denunciar los riesgos
sociales provocados por la falta de política social y a los políticos que cogen
la escoba para barrer las calles de pobres?
Me preocupa un sistema que genera, entre
los niños y jóvenes, anorexias, bulimias, conductas asociales, agresividad,
consumo compulsivo de alcohol y otras drogas... provocando, en primer lugar,
una ruptura personal en los niños y jóvenes y, en segundo lugar, una
criminalización de ellos ante los daños que puedan ocasionar por las causas
anteriormente indicadas. ¿Cómo respondemos? En bastantes casos encerrándoles en
centros de reforma, cárceles de niños y jóvenes, que los conducirá en la
mayoría de los casos a las cárceles de mayores.
Concluyendo, nuestros niños y jóvenes no
son peligrosos, están en peligro a causa de una sociedad individualista,
competitiva, agresiva que daña a sus propios cachorros y que tiene el cinismo
de defenderse de ellos, cuando lo que necesitan es cuidarlos con amor, ternura
y comprensión.
Comentarios
Publicar un comentario