LA LLAMA DE LOS DERECHOS HUMANOS
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”
(art.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
Precisamente este artículo vertebra el resto de los
29 de la carta magna: derechos fundamentales, derechos individuales, derechos
sociales... Porque nos sentimos fraternos es por lo que podemos salir de la
“caverna”, a través de dos principios o valores netamente humanos: la compasión
(la pasión con) y la justicia. Sólo el “sentir con” nos hace reclamar la
igualdad y la dignidad para todas las personas.
Lo contrario nos hace retroceder a la caverna, donde
la agresividad en su más pura esencia es el denominador común de la manada, la
piara, el redil, la bandada...
El personaje Amador de la película “Los lunes al
sol” nos enseña magistralmente que somos siameses, estamos hechos de lo mismo,
de tal manera que si un ser humano cae, arrastra al otro y si se levanta, evita
que ambos estén tirados. ¡Qué ejemplo más lúcido para comprender lo
anteriormente expuesto!
Cuando los nubarrones del fascismo, racismo,
intolerancia, violación de derechos humanos, injusticia social... no dejan que
amanezca, la espiral de la violencia mata a millones de personas de hambre;
condena a la exclusión a centenares de millones; se llenan las naciones de
fosas comunes, campos de concentración, cárceles de mayores y menores,
prostíbulos por necesidad; pueblos enteros son masacrados por la prepotencia y
la violencia de los poderes corruptos; maltratos y violencia de género que
sufren y padecen las mujeres a lo largo y ancho del planeta. Violaciones y más
violaciones que provocan como respuesta revoluciones, guerrillas, revueltas
callejeras y, lo que es más triste, la autodestrucción ante la tremenda
impotencia de no poder vivir con dignidad y ternura.
En esta realidad, las personas que tenemos la dicha
de vivir con todas las necesidades cubiertas, tenemos que rebelarnos contra
todo lo que provoca que “otro mundo” no sea posible.
Rebeldía encauzada, reflexionada, activada en
asociaciones como la APDH-A, que hacen suya las realidades reflejadas en
películas como “Barrio”, “Solas”, “Lunes al sol”, “Poniente”... Este sentido de
la justicia nos lleva a las calles de “Barrio”, a removernos las entrañas con
“Solas”, a romper la farola de los “Lunes al sol”, a dejarnos mestizar por los vientos de
“Poniente” y Levante. En definitiva, a seguir luchando y trabajando porque los
derechos humanos no anden tan torcidos como decía una de las personas que
posibilitó esta asociación de mujeres y hombres rebeldes.
Que esta nueva etapa que iniciamos nos sirva para
despejar, al menos, algún nubarrón.
Córdoba,
Noviembre de 2002.
Miguel
Santiago Losada
Delegado
APDH-A en Córdoba
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