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SANTA SOFÍA DE ESTAMBÚL Y LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

Recep Tayyip Erdogan,  en la visita que realizó a la  Mezquita-Catedral  de Córdoba en febrero de 2010, cuando era primer ministro de Turquía, elogió la medida tomada por su país de convertir Santa Sofía en museo y se mostró crítico con que el hecho de que la Mezquita siguiera teniendo culto católico en lugar de seguir el ejemplo del edificio bizantino. Erdogan acaba de darle un vuelco a la historia, priorizando en su agenda la islamización de su país. Ello, entre otras cosas, se ha traducido simbólicamente en la apertura de puertas de la basílica al culto musulmán, para que vuelvan a rezar allí las cinco oraciones diarias. Un dirigente que presumía de europeísta convencido y se definía como musulmán, turco, demócrata y dirigente de un Gobierno laico, se ha convertido al nacionalislamismo. Europa ha sido bastante responsable al resistirse que Turquía fuese miembro de la Unión Europea, lo que ha llevado al Gobierno turco a endurecer sus posiciones, radicalizando su discurso islamist

BANDERAS Y FRONTERAS

                                       En muchas ocasiones banderas y fronteras son las dos caras de la misma moneda. Se crearon para dividir, excluir, separar, desunir…, indisponiendo a las personas que se encuentran a ambos lados de la línea divisoria. Seres humanos que incluso comparten una misma cultura, religión o etnia se ven separados por antiguos y recientes intereses económicos, políticos y religiosos al servicio de estructuras jerárquicas de poder que arrastra la humanidad desde el inicio del neolítico, la primera gran revolución sustentada en la agricultura, el sedentarismo   y el patriarcado. Incluso la religión se estableció hace diez mil años para controlar la capacidad transcendental innata en la especie humana. El dios naturaleza se fue convirtiendo en un dios hecho a imagen y semejanza del dirigente, del ostentador del poder. Y así, de esta manera, se controlaba a la población por la boca, alimento, por la conciencia, pensamiento, y por los sentimientos, religione

QUÉ PUEDO HACER YO?

Hace unos días recibí un mensaje de una amiga que decía: “¿Qué puedo hacer yo que por ahora tengo asegurada mi pensión o mi sueldo, para contribuir a mitigar el impacto de esta crisis en las personas que nos rodean y no tienen tanta suerte?” Y respondía: “Sigue pagando todos los meses por las actividades que no vas a hacer o van a hacer por ti”. De tantísimos mensajes enviados sobre el coronavirus, éste me ha llamado especialmente la atención por su sencillez, sentido común y valía. Nos sitúa en el plano de la responsabilidad personal, cuando nuestro dedo suele señalar los errores o arbitrariedades de los demás. ¿Cuántas personas que se quedan sin trabajo no pueden acogerse a un ERTE? En una provincia como la nuestra en la que la economía sumergida alcanza un elevado porcentaje, mantener a las personas en sus trabajos es fundamental, porque sin él no tendrán derecho a ninguna prestación. ¿Cuántas personas limpiadoras de hogar no están contratadas para desarrollar su actividad

JULIO ANGUITA Y LA MEZQUITA

         Una buena definición para el mejor alcalde que ha tenido Córdoba en la época contemporánea sería el de un gobernante al servicio de su pueblo y de lo público. En los últimos años ha pedido incansablemente que se cumplan los derechos humanos y la Carta Magna de nuestro país para poner fin, por ejemplo, al desmantelamiento de los pilares de nuestra sociedad: la educación y la sanidad.             A Julio también le importaba, y mucho, la historia de su tierra, de su pueblo, no en vano fue profesor en la materia. Desde un principio apostó por el reconocimiento de nuestro patrimonio, encabezado por la Mezquita de Córdoba, pidiendo formalmente a la UNESCO en 1982, en su condición de alcalde, la declaración como Patrimonio de la Humanidad. Dos años más tarde recibiría la contestación afirmativa. La prensa local, nacional e internacional se hacía eco de este gran acontecimiento para la ciudad de Córdoba. Julio se unía a través de la historia con otro gran defensor del monument

HOY POR TI, MAÑANA POR MÍ

El miedo es algo natural en el ser humano. Sin embargo, “el miedo al miedo” genera angustia, depresión, inmunodeficiencia y sometimiento a los intereses de los poderes políticos, económicos o religiosos. Sería deseable que el caso del coronavirus no se convierta en una excusa que vaya en detrimento de las libertades, uno de los riesgos más graves que puede sufrir una democracia. Por lo demás, es normal que ante lo desconocido asome la incertidumbre e intranquilidad. Es comprensible el temor a un microorganismo que invade los cuerpos humanos, los enferma y causa defunciones, como ocurre con muchos virus y bacterias que provocan diferentes tipos de enfermedades contagiosas. Sin embargo, lo conocido, pudiendo ser más letal que el coronavirus, no provoca tanto temor, ni hace tomar tantas previsiones. El número de defunciones en España en 2018 fue de 427.721, según el INE. De ellas, 250.000 se deben a enfermedades cardiovasculares y tumorales, seguidas de las derivadas del aparat

OBISPOS SUBSIDIADOS

                                  A Jesús de Nazaret, según los Evangelios, le preocupaba fundamentalmente la grave situación económica y social de su pueblo, oponiéndose y criticando severamente a un poder, a un sistema, que no solo le volvía la espalda a la mayoría de la población, sino que incluso lo explotaba, lo hacía siervo y esclavo, y se deshacía de él sin el menor escrúpulo. Jesús de Nazaret convivía con la pobreza, que se encontraba en cualquier esquina, aldea, campo o ciudad. Su principal discurso, las Bienaventuranzas,   lo comienza apostando por las personas empobrecidas, porque de ellas es el “Reino de los Cielos”. Jesús apostó por los pobres-pobres (nada de endulzarlo con la traducción de pobres de espíritu, invento posterior de Mateo),   por los hambrientos, los que no tienen techo, los que no tienen tierra para cultivar y trabajar, los niños muertos de frío y de hambre, las mujeres rechazadas y lapidadas por un patriarcado que las degradaba y las mataba. Para Jesú

SEMANA SANTA DE ANDALUCÍA (HECHO SOCIAL TOTAL)

                Muchas pilas bautismales en las que nos bautizaron son piezas antiguas   que se remontan a las épocas Bética, Bizantina, Visigoda, Andalusí y de la Baja Edad Media. Pilas que están “contaminadas” por el uso de las diversas religiones que han existido en nuestro solar andaluz en diferentes momentos y etapas de nuestra rica y variada historia. Aguas derramadas por nuestras cabezas que remozan recuerdos animistas, politeístas, monoteístas…, singularizándonos simbólicamente como un pueblo mestizo, resultado del sincretismo cultural y religioso.             En Andalucía, como en el resto de las culturas, la religión ha tenido un papel muy preponderante desde tiempos inmemoriales. Sus núcleos poblacionales, desde que se establecieron las primeras civilizaciones en la tierra regada por el río Betis o Guadalquivir, adoraban a diferentes dioses y diosas relacionadas con la fertilidad, la guerra, la creación, la agricultura… La naturaleza de los dioses de Tartessos, prim