Entrevista a Miguel Santiago, portavoz de la Plataforma Mezquita-Catedral
TERCERA INFORMACIÓN.ES, marzo, 2023
- ¿Cuándo inició la Plataforma Mezquita Catedral su
trayectoria, su activismo cultural en defensa de nuestro patrimonio? ¿Cuál fue
el detonante? ¿Cuáles los principales logros hasta día de hoy?
Iniciamos nuestra trayectoria
hace diez años. Un grupo de ciudadan@s, escandalizados por las arbitrariedades
que cometen el Obispado de Córdoba y Cabildo catedral decidimos organizarnos
para defender nuestro patrimonio, en concreto nuestro principal monumento: la
Mezquita de Córdoba.
Fueron dos los detonantes que
dieron lugar a nuestra plataforma. Por un lado, la inmatriculación de la
Mezquita por parte del Obispado ocurrida en el año 2006, debido al cambio de
ley en 1998 por el Gobierno Aznar a todas luces inconstitucional. Por otro, el
haberle quitado el nombre al monumento. El actual obispo de Córdoba, Demetrio
Fernández, nada más tomar posesión en el año 2010 mandó cambiar toda la
cartelería, trípticos, documentos… para designar a la Mezquita solo con la
denominación de Santa Iglesia Catedral, lo que suponía minusvalorar la
historia, arquitectura y memoria del principal monumento andalusí del mundo.
Nuestra lucha, denuncias y
reivindicaciones, ha logrado recuperar el nombre de Mezquita, la
retirada de los folletos de naturaleza confesional en la que se llamaba a la
Mezquita “intervención Islámica de la Catedral”, la recuperación de su
nombre en Google Maps, la publicación de las cuentas por el Cabildo, donde
aparece que dedican más de 10 millones de euros a inversiones financieras; el
reconocimiento de la necesidad de un Plan Director para el monumento, el
reconocimiento de que el pago para entrar en la Mezquita no son donativos sino
entradas, la apertura al público de la Torre-Minarete, la declaración de
nulidad del convenio de la visita nocturna, la retirada de la marca comercial
de Mezquita por el Cabildo catedral, el informe de la Comisión técnica
municipal reconociendo la titularidad pública del monumento, la constatación de
que el relato confesional sobre la Basílica de San Vicente no es admitido por
el propio Cabildo ante las dudas científicas, la derogación de las normas que permitieron
su inmatriculación en 2015, el listado de más de 200 bienes inmatriculados en
la ciudad de Córdoba, con escándalos como la Plaza del Pocito en la Fuensanta o
del Triunfo de San Rafael; la devolución del kiosco de San Hipólito y la Ermita
de los Santos Mártires de Córdoba, la proposición no de Ley en el Congreso, a
propuesta de la plataforma estatal Recuperando, para recabar el listado de
bienes inmatriculados desde 1998: la resolución del Consejo de Transparencia, a
propuesta de la plataforma Recuperando, obligando al Gobierno a divulgar la
lista de casi 35.000 bienes inmatriculados desde 1998; la divulgación
mundial y estatal que ha permitido asociar las inmatriculaciones al mayor
escándalo inmobiliario de la historia cometido por la jerarquía católica con la
apropiación de 100.000 bienes de toda índole desde 1946, muchos de ellos de
naturaleza pública y de valor histórico incalculable; y el apoyo prestado para
la creación de otras plataformas patrimonialistas: “Plataforma en Defensa del
Patrimonio de Sevilla”, “Plataforma en Defensa del Patrimonio Andaluz”,
“Plataforma Recuperando”.
- “Acabar con el reduccionismo cultural” de la
Córdoba islámica o “proporcionar claves para entender las aportaciones de la
cultura cristiana y su papel en la construcción de la ciudad”. Estos algunos de
los argumentos para justificar el nuevo centro de recepción e interpretación de
la Mezquita Catedral que la Iglesia Católica ultima en el Palacio Episcopal. La
Plataforma Mezquita Catedral -de la que eres portavoz- ha tenido acceso al
documento de 22 páginas que presenta las líneas generales del Plan Director que
el Cabildo catedralicio ha depositado en la Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía ¿Debemos alarmarnos ante esta nueva ofensiva del Obispado de Córdoba
contra nuestro Patrimonio histórico?
Indiscutiblemente. Es un paso
más en intentar cambiar nuestra verdadera historia en pro de una obsesión por
demostrar que Córdoba, por encima de todo, es una ciudad confesional católica.
Este relato se inició hace tres décadas, sustentado por los tres últimos
obispos de Córdoba. El Obispo Juan José Asenjo fue quién la inmatriculó por 30
euros e impulsó el nuevo relato de hacernos creer que en el subsuelo se
encontraba la basílica de San Vicente, pretendiendo demostrar que fue catedral
antes que mezquita y, tras la conquista castellana, volvió hacer catedral. Para
estos obispos la etapa andalusí fue un simple paréntesis histórico en el
transcurrir de historia. Demetrio Fernández le cambia el nombre y pretende
convertir el Palacio Episcopal en el centro de operaciones para fortalecer este
relato en contra del periodo más glorioso de Córdoba. No olvidemos que en esta
etapa histórica Córdoba llegó a ser el centro del mundo. Su pretensión es
Llevarse las taquillas a Palacio y con un audiovisual, previo a la visita
conseguir que los visitantes del tercer monumento más visitado de España,
reciban su adoctrinamiento. De ello se ha hecho eco, recientemente, periódicos
tan prestigiosos como El País o The Guardian.
La ciudadanía no podemos
permitir que nuestro principal legado sea relegado por los intereses de una
jerarquía católica que al mismo tiempo que se enriquece con el monumento lo
ningunea y desprecia. Los cuatro patrimonios de la humanidad declarados por la
Unesco se deben a la Córdoba andalusí: la Mezquita (1984), el Casco Histórico
(1994), los Patios (2012) y Medina Azahara (2018).
- ¿Conocen el contenido concreto que la Diócesis
quiere volcar en este centro de interpretación? ¿Qué consecuencias podría
acarrear minusvalorar u ocultar la historia islámica en relación con la
declaración de Patrimonio de la Humanidad, otorgada por la UNESCO a la Mezquita
-Catedral en 1984?
No, pero la intención lo dice
todo en el documento que presentaron en la GMU. Mucho me temo que las Administraciones
Públicas darán el visto bueno, sobre todo Junta de Andalucía y Ayuntamiento, a
lo que le corresponda a cada una según sus competencias. No olvidemos que el PP
y la jerarquía católica es la misma moneda con dos caras, son gemelos gestados
con el mismo código genético. Con respecto al Gobierno tampoco esperamos nada,
se pondrán de perfil, como han hecho con las inmatriculaciones. Nos dijeron que
las iban a revertir, el mismo Presidente lo anunció en su discurso de
investidura en la Cortes, y no están dispuestos a mover ninguna ficha, al menos
en esta legislatura. Solo se han contentado con sacar el listado de los 35.000
bienes inmatriculados desde 1998.
Por otra parte, la Unesco solo
actuaría en caso de poner en peligro la estructura, la arquitectura del
monumento. En el terreno de los valores inmateriales no intervienen. Hay un
vacío muy preocupante. Hace falta una legislación que proteja estos valores:
historia, memoria…
-De hecho, la plataforma ya presentó en junio de
2022 alegaciones al Plan Director del monumento al entender que la Iglesia
Católica "vulneraba los valores protegidos por la Unesco", entre
ellas, que dicho Plan Director “designaba el uso religioso como prioridad
absoluta y prevalente ante cualquier otro”. ¿En qué quedaron esas alegaciones?
El ministerio de Cultura acaba
de contestarnos de que no tienen competencias para actuar. Actuarían en caso
del Plan de Gestión que si atañe a la Unesco y por consiguiente al Gobierno del
país. Ellos entienden que el Plan Director es una normativa para el
funcionamiento del templo elaborado por el Cabildo de la catedral, al que le
tiene que dar el visto bueno la Consejería de Cultura de la Junta. De momento
solo se han interpuesto algunas modificaciones por parte de la Administración
autónoma. Pedimos reunirnos con los técnicos de la Delegación de Córdoba sin
haber tenido ninguna respuesta.
Hemos escrito a los Defensores
del Pueblo Andaluz y Estatal. Estamos a la espera de sus respuestas.
Lo que tenemos muy claro es
que el movimiento ciudadano tendrá, tendremos, que seguir nuestra lucha por
conseguir los dos objetivos que nos marcamos desde un principio: la reversión
de la inmatriculación de la Mezquita y una gestión compartida y
profesionalizada que no permita más arbitrariedades por parte de la jerarquía
católica.
-Las taquillas para los visitantes del monumento
-que se localizan aún en el Patio de los Naranjos- se trasladarían al Palacio
Episcopal... Supongo que tanto los turistas como los cordobeses dejaremos de
tener acceso a esta zona si no contamos con un ticket o entrada. Sin embargo,
dicho patio se consigna en el PGOU como un espacio libre y de uso público...
¿Qué otras consecuencias podemos deducir en perjuicio de la ciudadanía?
El Patio de
los Naranjos forma parte del Monumento y es un espacio relevante tanto por su
vinculación con la edificación con la que comparte características y
relevancia, como por el papel que ha desarrollado a lo largo de la historia de
espacio de convivencia de las personas y de uso público.
El propio
Plan Director expone (págs. 58 y 84) que el Patio de los Naranjos es “la plaza
de la Medina” y un “gran espacio libre ajardinado”.
El
planeamiento urbanístico vigente, PGOU más PEPCH, lo incluye entre los Espacios
Catalogados en el Sistema de Espacios Libres exteriores, como el propio Plan
Director refleja en la página 87.
La Sentencia
del TSJA de 21 de septiembre de 1989 en un recurso propiciado por el Cabildo al
PGOU de Córdoba, señala que con independencia de la propiedad “el Uso
evidentemente es público porque está abierto al común” y también que “como
la función que cumple el Plan (PGOU en este caso) en tanto que califica los
usos de los espacios físicos, con independencia del dominio sobre los mismos,
nada tiene que ver desde ese punto de vista con la titularidad de los bienes,
hay que convenir que la Calificación de Jardín Público resulta adecuado al
destino del Patio de los Naranjos y por tanto acorde con el papel que cumple el
Plan”
Sin embargo,
contra todo lo expuesto anteriormente, el Plan Director en sus propuestas de
intervención y gestión, no considera el Patio de los Naranjos abierto e
integrado en la medina y en la ciudad como espacio libre y de uso público
similar a plaza pública, sino que al contrario establece más bien un espacio
cerrado a la ciudad y casi únicamente vinculado al uso principalmente religioso
que propone para el conjunto de la Mezquita-Catedral. Esto nos preocupa porque
puede derivar en lo que ha hecho el Cabildo de la catedral de Sevilla cerrando
el patio a las visitas turísticas desde 1992. Tendremos que estar muy
pendientes para que esto no ocurra.
-Hace años saltó a la palestra el turbio asunto de
las denominadas “inmatriculaciones de la Iglesia”. Descubrimos que cualquier
representante del obispado, con atribuciones legales similares a la de un
notario, podía apropiarse de un número indeterminado de inmuebles que no
contaban con propietarios reconocidos en el registro de la propiedad. Así se
registraron o inmatricularon miles de inmuebles en todo el país, desde Iglesias
y cementerios hasta plazas públicas y garajes. En Córdoba, la Mezquita Catedral
es el caso paradigmático: la Iglesia Católica pagó 30 euros por inscribirla en
el Registro Público de la Propiedad de Córdoba bajo su titularidad. Lo hizo en
2006 gracias a la modificación de la ley hipotecaria de Aznar que suprimió la
prohibición de inscripción de los templos destinados al culto católico en el
año 1998. ¿Pueden anularse estas inmatriculaciones desde el Legislativo? ¿Se
apeló al Tribunal Constitucional? En definitiva... ¿Qué vías se han explorado
desde entonces para que se reconozca la titularidad pública del monumento?
Este tema está principalmente llevado por la plataforma
estatal Recuperando. Es un asunto de Estado que se tendrá que resolver desde el
propio Estado. El gran escándalo de las inmatriculaciones, 100.000 desde 1946,
tendrá que acometerse desde el Parlamento a través de un marco legal que
termine con el mayor pelotazo inmobiliario de la historia. Además, el Gobierno
deberá trabajar en la figura de dominio público para los monumentos, como el
caso de la Mezquita, que han sido indiscutiblemente del pueblo a lo largo de la
historia, otra cosa es el uso que se le haya dado y quién lo use. En el caso de
la Mezquita los obispos se han sentido usuarios del monumento, el deseo de la
propiedad ha sido reciente, de hace treinta años, amparándose en las propias
leyes del Estado, que a pesar de ser aconfesional siguen favoreciendo a la
religión católica
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