Dios no inventó el vía crucis
Los vía crucis que
desangran continuamente a la humanidad son obra de personas que han tomado el
nombre de Dios en vano, de las malas prácticas religiosas que han forjado un
dios hecho a imagen y semejanza del poder, tanto político como religioso, que
somete y anula a la persona. Los sumos sacerdotes de Jerusalén convirtieron el
templo en el centro del poder y del dinero. Jesús de Nazaret firmó su sentencia
de muerte al denunciarlos por corruptos y sepulcros blanqueados, que explotan
al pueblo y cargan sobre sus débiles espaldas fardos pesados repletos de
doctrinas y dogmas que ni ellos cumplen.
Después de Jesús,
pocos siglos duró la vida de las primeras comunidades cristianas, como nos
narra el libro de los Hechos de los Apóstoles , debido a los
intereses del Imperio y de unos clérigos traidores al evangelio, que
transformaron a Jesús en un dios excluyente al que, revestido de emperador, le
impusieron la corona y el cetro y le hicieron proclamar que "fuera de la
iglesia no hay salvación".
Siglos más tarde,
Mahoma intentó restaurar el monoteísmo de la religión bíblica. Muy pronto con
Alí, yerno de Mahoma, surgirían las principales divisiones en el Islam, lo que
provocaría su asesinato. La mayor parte de la población musulmana ha sufrido a lo
largo de la historia las tensiones y diferencias entre las distintas ramas
chiíes y suníes.
Los dirigentes de las
tres religiones monoteístas cometieron el mismo error: crear un dios
excluyente, generador de interminables vía crucis a lo largo de la historia.
Las religiones
fracasan cuando una mujer es asesinada a patadas por una turba que la acusa de
quemar un Corán o cuando un joven muere de sida en Africa por obedecer a una
moral católica que prohíbe el preservativo. Las religiones fracasan cuando el
gobierno israelí excluye a un pueblo de su propia tierra. Las religiones
fracasan cuando seguidores suyos atentan contra decenas o centenares de
personas en una mezquita, una calle, una iglesia... Las religiones fracasan
cuando bendicen y utilizan los armamentos o cuando no dan el primer paso para
conseguir la paz mundial. Las religiones fracasan por su machismo atroz, que
condena a la mujer, en el mejor de los casos, a un segundo lugar, y en el peor
la denigra tapándola, matándola o amputándola. Las religiones fracasan cuando a
una persona católica se le niega la comunión por estar divorciada o cuando
condenan y matan por una opción sexual. Las religiones fracasan cuando sus
iglesias tienen bancos e inmobiliarias o cuando pretenden adueñarse del
patrimonio de un país. Las religiones fracasan cuando dividen en nombre de
dios, cuando niegan el ecumenismo o la interreligiosidad, cuando ofenden a sus
diferentes profetas. Las religiones fracasan cuando no ponen al servicio de los
demás lo mejor de sus credos: la fraternidad y la solidaridad. Las religiones
fracasan cuando no respetan la laicidad, la libertad de conciencia y la
democracia o pretenden hacer del aborto un crimen de Estado. Las religiones
fracasan cuando se basan en una estructura vertical, en cuya cúspide se
consideran príncipes. Las religiones fracasan cuando utilizan y manipulan la
religiosidad popular. Las religiones fracasan cuando le dan la espalda a los
derechos humanos.
Nos podemos preguntar
qué hacer ante tanto fracaso. La respuesta no es otra que creer en la persona,
tal y como se refleja en los ejemplos siguientes:
El papa Francisco lavó
los pies el pasado Jueves Santo a una docena de jóvenes en una prisión de Roma,
entre ellos, a dos mujeres, una musulmana serbia y una católica italiana. El gesto
es doblemente histórico para un papa.
L. Bathily, un joven
musulmán de Mali, escondió el pasado 9 de enero en el supermercado de Vincennes
a seis clientes en la cámara frigorífica, entre ellos un bebé, para que no
fueran asesinados por los terroristas. Dijo: "Ya sea cristiano, ateo o
musulmán... alguien que mata así es inhumano y terrible. No escondí a judíos,
escondí a seres humanos".
Malala Yusufzai,
pakistaní musulmana y premio nobel de la paz, es una luchadora incansable a
favor de la escolarización de las niñas musulmanas.
Judíos y árabes
marcharon juntos por el Estado palestino en 2011 y gritaron eslóganes como:
"Judíos y árabes luchan contra la ocupación".
M. Luther King gritó:
"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces pero no
hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos".
En definitiva, y a
modo de conclusión, en el bello poema del filósofo Ibn Arabi (1165-1241) Mi
religión es el amor podemos encontrar la respuesta: "Hubo un tiempo en el
que rechazaba a mi prójimo si su fe no era la mía. Ahora mi corazón es capaz de
adoptar todas las formas: es un prado para las gacelas y un claustro para los
monjes cristianos, templo para los ídolos y la kaaba para los peregrinos, es
recipiente para las tablas de la Torá y los versos del Corán. Porque mi
religión es el amor".
* Profesor y miembro de Comunidades
Cristianas Populares
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