ESTADO BASURA
A las 9.30 de la mañana
del 5 de noviembre un grupo de turistas, que paseaba por la paradisiaca playa de
Maspalomas, se vio sorprendido
ante la llegada de una patera con 23 personas abordo, exhaustas tras
cinco días en alta mar. Los inmigrantes pasaron siete horas tirados en la playa
por miedo a que nos contagiaran del virus del ébola. Con un visible aspecto de cansancio y fatiga, los inmigrantes hicieron
uso del avituallamiento que las ONGs le habían suministrado. Ante los
ojos atónitos de decenas de personas que disfrutaban de este prodigioso marco
de la naturaleza, un camión de la basura los trasladó al juzgado para tramitar inmediatamente la devolución a sus países.
Mientras el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, admitía la tristeza que
le ocasionaba estos inmigrantes al recordarle
“la vulnerabilidad de millones de personas desesperadas por una vida
mejor", el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel
Bravo de Laguna (PP), pidió "no exagerar" en las críticas por el
traslado en un camión de limpieza, porque es peor lo que sucede con los inmigrantes
en las verjas instaladas para impedir su paso en el perímetro de Melilla y
Ceuta. Sólo le faltó añadir lo que meses atrás ocurrió en la playa ceutí El Tarajal cuando la
policía cargó con balas de goma contra los indefensos inmigrantes que
intentaban llegar a la orilla con neumáticos.
¿Quién está
detrás de esta política migratoria?
Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior. Ha desempeñado doce cargos
públicos desde 1978 y es supernumerario del Opus
Dei, lo que le obliga a fomentar los
valores cristianos en su vida para mejorar la convivencia y a que las leyes se
adapten a una visión cristiana del mundo. Sin embargo, sus acciones son muy distintas
al ser parte activa del Gobierno del PP que ha eliminado las ayudas a la cooperación y
desarrollo de los países africanos y pretende endurecer aún más la ley de
extranjería con las devoluciones en caliente. El Sr. Ministro, por
su condición de supernumerario de la Obra,
asiste a misa diaria y está obligado a rezar tres aves marías al
acostarse, rociar su cama con agua bendita, persignarse con la
misma…
¿Cuál
fue su antecesor? Alfredo Pérez Rubalcaba, profesor de química. Ha ostentado 17
cargos públicos desde 1986, ministro del Interior entre 2006 y 2011 y
socialista. Rubalcaba como ministro
del Interior desarrolló las mismas políticas migratorias que había iniciado el
PP durante el último gobierno de José María Aznar (2000-2004). Rubricó acuerdos
maquillados que, bajo la apariencia de “cooperación”, obligaban a los países
africanos a la devolución de inmigrantes. Instaba
a los agentes a trasladar a comisaría
a los extranjeros que descubriesen en situación irregular, aunque se identificasen
con su pasaporte. Tanto es así que Margarita Martínez
Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid
y miembro del Grupo Inmigración y Sistema Penal, afirma que “fue una etapa de
redadas racistas basadas en el perfil étnico”. Endureció la Ley de Extranjería para que los sin papeles, una
vez detenidos, pudiesen estar retenidos entre 40 a 60 días en un Centro de
Internamiento para Extranjeros (CIE), auténticas “cárceles encubiertas”. No
hizo nada para terminar con el obscurantismo que rodea a estos CIE, en los que
no se establecieron garantías de los derechos de las personas internadas. El ex
presidente de CEAR, Javier de Lucas, nos recuerda que Rubalcaba también
contribuyó a la destrucción del derecho de asilo y a la estigmatización a los
refugiados como sospechosos. Apoyó la llamada Directiva europea de la
vergüenza, que permite que cualquier Estado de la UE pueda mantener retenido a
un sin papeles en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) hasta 18
meses, pendiente de la devolución a su país de origen. Aunque el Grupo Socialista
Europeo se manifestó en contra de la norma, el PSOE español la respaldó. Y sólo
dos de sus 18 eurodiputados, Josep Borrell y Raimon Obiols, se rebelaron y
votaron en contra.
¿Es esta la política de inmigración que queremos, una
política que ahonda sus raíces en la violación constante de los derechos
humanos? Estamos ante un interesante curso político, donde los partidos
históricos prometen cambiar y los emergentes aseguran que todo será diferente.
Habremos de estar expectantes ante las alternativas que ofrecen y esperemos que
la tan proclamada regeneración política venga acompañada de una regeneración
humana que termine, entre otras cosas, con estas vergonzosas políticas de
inmigración.
Córdoba, 10 de noviembre de 2014
Miguel Santiago Losada
Profesor y Presidente de la Asociación KALA
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