Criminalizar la pobreza
El gobierno municipal
está elaborando un borrador de ordenanza en el que se multa con 900 euros a
aquella persona que extraiga basura de un contenedor. Si por un momento nos
paramos a reflexionar en el sujeto sobre el que susceptiblemente recaerá tal
sanción, imaginamos su rostro, lo primero que nos debería de brotar es un
sentimiento humanitario que nos llevará a preguntarnos si este sistema tan
injusto no ha multado ya lo suficiente a una persona que se ve obligada a estar
rebuscando comida o chatarra en los contenedores.
Por otra parte, me
pregunto cómo una persona que busca entre la basura puede pagar una multa de
900 euros, a no ser que se le trate con el mismo rasero que a algún capitular
que se sienta en el Ayuntamiento, cuya multa millonaria no paga, y sobre el que
la presión consistorial, cuanto menos, es un tanto laxa.
No resulta baladí este
tipo de ordenanzas, que dejan traslucir ideologías en las que la persona pobre
y excluida es un ser que afea y molesta y, por tanto, hay que barrer de
nuestras calles. Criminalizar la pobreza es algo consustancial a ideologías
conservadoras, que entienden que la persona pobre y excluida es la única
responsable de su situación, y por tanto, con ellas sólo cabe el castigo y/o la
beneficencia. Pero no se le pueden poner puertas al campo: a base de multas,
sanciones, cuchillas en alambradas, etcétera, es decir, a base de represión, no
sólo no se resuelve el problema sino que añade grandes dosis de inhumanidad y
sufrimiento. La pobreza se combate con empleo, con formación, con educación,
con salud, con vivienda; la pobreza se combate posibilitando que las personas
puedan gozar de los derechos que emanan de la Carta Universal de los Derechos
Humanos, de nuestra Constitución y de nuestro Estatuto de Autonomía. Por
consiguiente, invito al Ayuntamiento de Córdoba a que ponga toda su energía en
cobrar las multas millonarias impagadas para, con ese dinero, desarrollar
programas de empleo, programas sociales, programas educativos, para que las
personas no se vean obligadas a rebuscar entre la basura.
* Profesor y presidente de la Asociación
Kala
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