¿QUE NAVIDAD?
La abuela Lola, una mujer que tuvo que emigrar a Barcelona en los años
sesenta a causa del empobrecimiento que padecía Andalucía, teme, después de
tantos años de trabajo y sacrificio, que le apliquen la tasa de un euro por
medicamento. Hace ya unos días que viene haciendo cuentas, ya que anda muy
preocupada de que otro gasto, imprescindible para su salud, le recorte aún más
su maltrecha economía. Mientras, desde la Generalitat, los políticos que
aplican dicho canon tienen acceso a una sanidad tanto pública como privada,
gracias a su acomodada situación.
Los presidentes de los grandes bancos españoles, como por ejemplo BBVA o
Santander, se benefician de millonarios sueldos y de unas aseguradas pensiones,
con las que tendrían para mantener a varias de sus generaciones sin dar un palo
al agua. Son los mismos individuos que, debido al impago de hipotecas y
amparados por la ley, mandan al desahucio a miles de familias por no poder
pagarlas debido a su desoladora situación económica.
Muchas de las autoridades políticas, por ejemplo del Poniente almeriense,
habrán asistido a la misa del gallo calentitos y vestidos con sus mejores
galas. El celebrante de turno predicaría encarecidamente por los niños que
debido al aborto no han nacido. Mientras, en los inmensos mares de plásticos
que rodean a estos municipios, miles de personas inmigrantes pasaron esa noche,
como otras tantas, con un frío que se cuela hasta lo más profundo del alma. El
ver pisoteada la dignidad de estas personas es una realidad que estremece. No
tienen ningún porvenir porque muchos de esos políticos, que comulgaron esa
noche en nombre de Dios, pertenecen a partidos políticos que aprueban leyes de
extranjería que van contra los derechos de las personas. Cuántos niños y
abuelos habrán pasando la Navidad en fríos centros de acogida o residencias,
por muchas calefacciones que tengan, sin el cariño que se desprende a través de
la caricia del que bien te quiere o del beso que sabe a eternidad del hijo bien
nacido a su entrañable madre.
Hemos escuchado mensajes de amor y paz por doquier bajo el envoltorio de la
falsa sonrisa y con demasiados árboles de navidad y gordos papás Nöel. Rajoy,
como no podía ser de otra manera, seguirá pensando cómo recortar más y más a la
clase media, de la de abajo ni se acuerda, mientras que banqueros, aristócratas
y demás personajes corruptos que menosprecian la democracia le seguirán dando
palmaditas en la espalda al señor presidente. También, por este tiempo de la
Navidad pasada, cardenales y obispos brindaron porque el Estado sea menos laico
y más católico para mantener sus privilegiados. ¿Qué Navidad hemos celebrado?
Es un buen momento para la reflexión personal y colectiva.
* Profesor y
Presidente de la Asociación KALA
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