La Mezquita es de Córdoba

Estoy siguiendo las noticias sobre la negativa del obispo de Córdoba y del Cabildo Catedral de permitir el proyecto multimedia de visitas nocturnas en la Mezquita, basada en argumentos como los siguientes:
El Sr. Asenjo, obispo de Córdoba, recurrió a directrices de la Santa Sede, para hacer un llamamiento a la prudencia a la hora de albergar dentro de los templos manifestaciones culturales o espectáculos que “no casan con la Iglesia”.

El obispo de Córdoba indicó que “todo se puede hablar aunque dentro de los límites que yo he establecido”, puntualizó. Y ¿cuáles serían esos límites? En ningún caso podrían ponerse “músicas extrañas” o proyectarse sobre los muros “la visión de caballeros árabes cabalgando”.
“La Catedral fue templo en el siglo IV, después, por coyuntura histórica fue Mezquita, y a partir del siglo XIII, iglesia católica otra vez”, afirmó Ansejo.

Destacó que él y los canónigos defienden la verdad “más profunda del templo” y que “somos los más interesados en conservarlo y transmitirlo íntegro a las generaciones futuras”.

Como cordobés me pregunto ¿de quién es la Mezquita-Catedral? Desde el año 786 hasta el 1236 dependió de los musulmanes ¿cómo más de cinco siglos se puede considerar coyuntura histórica? A partir del 29 de Junio de 1236, de la Iglesia católica. Anteriormente, este solar cimentaba a la basílica de San Vicente de dominio visigodo. Y antes del siglo V, quizás este suelo sustentase algún templo de la politeísta y sincrética Roma.

Y antes de Roma posiblemente fuese un fértil suelo cultivado por los habitantes de la Córdoba ibérica. Según cuenta un texto árabe, cuando el lugar donde se ubica la mezquita era una gran hondonada, Salomón, el hijo de David, pasó por Córdoba e hizo alto frente a ella. Al verla, dijo a los genios:”Rellenad y nivelad este lugar pues aquí se alzará un templo en el que se rendirá culto al Altísimo”.
No es de recibo, si nos basamos en un planteamiento histórico objetivo, aquello de “¿y antes, quien estuvo?”. Cada espacio, según su tiempo, ha respondido a una determinada cultura. Luego, aunque es cierto que la Mezquita es la Catedral de Córdoba desde el siglo XIII, sin embargo, este espacio como ningún otro no está santificado por una única y exclusiva religión por los siglos de los siglos.
La Mezquita de Córdoba reúne dos cualidades que la hacen única en el marco de la interculturalidad: pertenecer al patrimonio de toda la humanidad y ser, por su esencia histórica, encuentro de civilizaciones que profesan diferentes credos. Durante quince siglos en este espacio o han rezado los musulmanes o los cristianos. ¿Por qué no practicar a partir del siglo XXI el espíritu ecumenista del Concilio Vaticano II? Juan XXIII, dijo aquello de abramos las puertas para que entre aire fresco. ¿Por qué no abrir las puertas para que nuestra Mezquita que es Catedral sea también ecuménica? Aprovechemos el momento de proyección internacional que Córdoba desea para semejante gesto de interculturalidad universal.
Sr. Obispo a usted no le parece pretencioso dialogar desde unos límites que no van más allá de su persona. La historia, el arte, la vida, la universalidad de esta maravilla de la humanidad, no puede encorsetarse en una voluntad única. Además, le recuerdo como ciudadano de esta ciudad y cordobés de nacimiento que quién ha velado y ha querido más a la Mezquita ha sido el pueblo de Córdoba a lo largo de su historia. Pregúntele a su Cabildo quién se opuso a principios del XVI para que en el solar que dejase la Mezquita una vez destruida se levantase una nueva Catedral, como hicieron en la hermana ciudad de Sevilla.
Hace pocas semanas un grupo de personas amigas recorríamos la Mezquita embobadas por su majestuosidad. Cuando llegamos al presbiterio del crucero de la Catedral mis hijos, Mansur y Amín, de religión musulmana, me preguntaron, cristiano por el espíritu del Jesús histórico, qué representaba la escultura que está a la derecha del altar mayor en la que se observa a un caballero cristiano, el apóstol Santiago, matando a un moro bajo su cabalgadura. Sr. Asenjo, me podría indicar la respuesta. Ya que es tan celoso de que no aparezcan caballeros árabes en la multimedia que se pretendía proyectar, podría retirar al otro caballero que consagra la matanza de personas de diferente religión.
Desde la autoridad que brota de mi conciencia pido a los responsables políticos, religiosos, culturales, económicos de esta ciudad que apuesten por ella, que no es otra cosa que sus gentes y su historia.


Miguel Santiago Losada, profesor

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