Dios es ateo

En Roma, por la balconada principal del Vaticano, asomaba el cardenal Ratzinger para ser proclamado Papa, un católico intelectual anclado en la doctrina tridentina.
Posiblemente se tratase de las pocas veces que la Iglesia jerárquica no disimulaba, bajo una aparente intervención del Espíritu Santo, la elección de un Papa. El Colegio Cardenalicio tenía muy claro que había que mantener la línea más ultraconservadora de la Iglesia, y quién mejor que el viejo cardenal para la Doctrina de la Fe, el inquisidor que custodia dicha doctrina con el máximo recelo para que nada cambie, para que todo quede inmutable.
Su brazo derecho, nunca mejor dicho, en España es el cardenal de Madrid Rouco Valera , que junto a sus correligionarios Agustín García-Gasco , cardenal de Valencia, y Antonio Cañizares , cardenal primado de Toledo, son los máximos exponentes de esta doctrina basada en dogmas morales que brotan de la más rancia concepción maniquea del ser humano, según la cual éste está formado por un alma a la que hay que liberar del cuerpo, causante de todo pecado.
¿Qué tiene que ver todo este andamiaje moral, generador de culpabilidades y almas atormentadas, con el mensaje liberador de Jesús de Nazaret ?
Veamos: Agustín García-Gasco dijo, en el mitin celebrado el pasado 30 de diciembre por la jerarquía eclesiástica, que "la cultura del laicismo radical es un fraude y un engaño". Según él, Jesús de Nazaret sería condenado por heterodoxo, ya que era un laico que depositaba toda su fe en el ser humano, preferentemente por el excluido. Asimismo, nos advierte de que "nos dirigimos a la disolución de la democracia" cuando él es un representante de la institución menos democrática que hoy en día existe.
Antonio Cañizares dijo que "la familia es la institución social más valorada, pero está siendo sacudida por legislaciones inicuas e injustas". De ser esto cierto, ¿por qué no forma una familia?, ¿por qué es tan inicuo e injusto al no considerar familias a personas que se quieren, que acogen y aman, cuando ése es el mensaje esencial del evangelio?
Antonio María Rouco dijo que "el ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración de Derechos Humanos reconocía: que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad". No sé quién habrá puesto en duda tal afirmación; sin embargo, no me cabe en la cabeza cómo se atreve a utilizar la Carta Magna de las Naciones Unidas cuando sabemos que en el seno de la Iglesia institución no se practica la Declaración Universal de los Derechos Humanos, fundamentalmente con las mujeres. El Estado Vaticano no ha suscrito los dos pactos internacionales en los que los Estados se comprometen a aplicar los citados derechos.
Como cristiano y defensor activo de los derechos humanos estoy escandalizado de la hipocresía de este sector de la Iglesia institución. Estoy convencido de que ese no es el camino de Jesús de Nazaret. Qué pena que estos cardenales, con las bienaventuranzas en la mano, no denuncien a los ricos y poderosos de este mundo por las muertes de miles de personas debido al hambre y a la enfermedad, por las guerras y el gran negocio de la industria armamentística, por las desigualdades entre el Norte y el Sur, por los que mueren a causa de defender la justicia, por los niños explotados y carentes de formación, por las mujeres machacadas por un machismo que no conoce fronteras, por el riesgo medioambiental que padece nuestro planeta a causa de un desarrollo sin escrúpulos,...
Dios niega la destrucción del ser humano y de la naturaleza. Dios no cree en los que toman su nombre en vano.

* Profesor y Coordinador del Area de Marginación de la Apdha

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