CON NOMBRES Y APELLIDOS
Qué sufridas son las cifras. Hace unos días
el Instituto Nacional de Estadística nos informaba de que el 31.1% de la
población andaluza está bajo el umbral de la pobreza, mientras que la Asociación Pro-derechos
Humanos de Andalucía nos acercaba mucho más a la realidad al desvelar que en
Andalucía cerca de 300.000 personas viven en la exclusión social. Entre tanto,
las administraciones se inhiben o abordan la realidad con nimios programas y
una mayoría de ciudadanía acomodada observa tal situación con desprecio e
incluso con miedo. ¡Qué situación más injusta y despiadada! ¿Acaso son estas
personas las responsables de su realidad?
María es
una chica de apenas 20 años, nacida en un barrio muy pobre de un país lejano,
madre a edad temprana. Emigró a la
Europa rica en busca de una vida digna para su hija y para
ella. Su presencia molesta cuando, junto a su amiga Carmen de 21 años,
espera al cliente en alguna calle o esquina de la ciudad. Está infectada por el
VIH, llegó sin él. ¿Cuántas Marías y Cármenes merodean por nuestras calles?
Mohamed es
un chavalito de 13 años nacido en una zona rural del Magreb sin ninguna
esperanza de vida. Los pocos dirham que su familia logró reunir fueron para
pagar la patera que le condujo hasta esta orilla del dorado Mediterráneo. Se
encuentra en un centro de menores y vive con la amenaza continua de ser
devuelto a Marruecos.
¿Cuántos chavalitos como él llenan los
centros de menores esperando la ansiada oportunidad?
Lola es
una anciana de 85 años que vive en una casita vieja y humedecida del casco
histórico, apenas tiene fuerzas para cocinar los alimentos que compra con su
exigua pensión. Lo que peor lleva es su soledad pues nadie va a echarle una
mano. Le tiene miedo a "unos señores", como ella gusta decir, que la
incitan continuamente para que venda su casa a un coste risueño bajo el pretexto
de que el ayuntamiento la va a expropiar. ¿Cuántos desaprensivos se aprovechan
de personas como Lola, anciana, empobrecida y sola?
Antonio y Rosa
son una pareja de personas mayores que han padecido los horrores de la
droga, dejando en el camino a varios de sus hijos. Desde su más generosa
afectividad están criando a tres nietos, a duras penas, en una infravivienda de
un barrio de viviendas de promoción pública. ¿Cuántos abuelos y abuelas de los
barrios más empobrecidos de nuestras ciudades y pueblos se ven en esta
situación?
Rafa es
un chico que pasó desde los tres años en centros de menores dado que sus padres
se engancharon, como otros muchos, a la droga. Aprendió mucho de los desafectos
de la vida: palizas, expulsiones, estigmatizaciones (que si delincuente, ladrón,
drogata). ¿Cuántos Rafas cumplen condena en las cárceles andaluzas?
Florín cruzó
la vieja Europa desde el Este con su familia, apenas pasan de los veinte años.
Crecieron en un ambiente hostil de exclusión social que les enseñó a buscarse
la vida como podían, principalmente mendigando. De las ciudades por donde pasa
conoce muy bien las miradas despreciativas y los uniformes de la policía local
que lo "invitan" continuamente a marcharse. Pertenece a la nueva
profesión de los expulsados por pobre.
Pepa es
una mujer con cinco hijos y trabaja limpiando todo suelo que se le ponga por
delante. Su jornal se lo lleva en parte su pareja en el bar de la esquina, un
hombre que siguió el fiel ejemplo de su padre y su abuelo. Con lo que le queda
saca adelante a sus hijos. Vive con el miedo de que algún ciudadano de bien o
profesional pueda pensar que los niños están desamparados y obre según lo
establecido. ¿Cuántas mujeres como ella son víctimas de estas situaciones de
injusticia?
Estos son algunos rostros concretos de las
personas excluidas en Andalucía. Son los nuevos inquilinos del portal de Belén
de principios del siglo XXI, que no encuentran lugar en posada alguna. Mientras
tanto, los poderes políticos soñarán en Nochebuena con la segunda o tercera
modernización y la ciudadanía del bienestar tocará la pandereta delante de sus
figuritas de barro, tan estáticas y entrañables, y se estremecerá
momentáneamente ante alguna dramática imagen de televisión.
¡Feliz Navidad! Claro está, por desgracia,
no para todos.
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