CARCEL DE FATIMA: MEMORIA HISTORICA
Después de unos meses de verano, en los que
las noticias sobre las terribles muertes en Irak, los devastadores incendios de
Portugal y España, el azote de los huracanes en el Golfo de México..., regresé
a Córdoba y me encontré con el derribo de la vieja cárcel.
Era una de las noticias que marcaban el
inicio del curso social y político de nuestra ciudad. Cuando las excavadoras se
disponían a derribar los primeros muros, un grupo de personas hacían memoria
histórica de los presos políticos que el régimen dictatorial de Franco
había condenado por su apuesta en la defensa de los derechos humanos.
Emotivo y acertado homenaje para recordar a
todas las personas que dieron su vida por una sociedad más justa y fraterna.
Con la llegada de la democracia las
cárceles españolas se quedaron vacías.
Sin embargo, nuestro país, apuntado al
carro del desarrollo del primer mundo y sorprendido por los trágicos efectos
que el tráfico de drogas iba causando, sobre todo, en los sectores más jóvenes
y empobrecidos de la sociedad, empezaba a generar bolsas de exclusión social,
que volverían a llenar cada vez más las cárceles.
La nefasta política penitenciaria, la
política penalizadora sobre drogas y la falta de recursos sociales han
provocado que después de treinta años hayamos pasado de los 8.000 presos que
las cárceles tenían en 1975 a
los 60.000 de la actualidad, la mayoría jóvenes empobrecidos y enfermos que
padecen la terrible lacra de las toxicomanías.
Es por ello que aprovechando la necesaria
memoria histórica exijamos una pronta solución al mayor fracaso social
existente en la más reciente y actual historia de nuestro país.
Esta debería ser una de las asignaturas
preferentes en la agenda política del señor Zapatero.
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