LOS PATIROS FEOS

El título que encabeza este escrito me ha venido sugerido por la obra de Boris Cyrulnik, uno de los fundadores de la etología humana, en la que trata la resiliencia, o lo que es lo mismo, cómo una infancia infeliz no determina la vida si encuentra manos tendidas que la acojan y la hagan crecer, desarrollándose en su integridad. Esta situación tiene especial incidencia en todas aquellas  personas que se han visto empujadas al foso de la exclusión social.
Esta reflexión surge a raíz de la situación que viven bastantes familias de la calle Torremolinos (extrapolable a cualquier otra realidad de Cuarto Mundo de Andalucía o de la misma Europa); vecinos que viven las consecuencias de la exclusión social y que, incluso, padecen los cortes de agua, por la empresa municipal correspondiente, y las plagas de ratas y cucarachas que infectan sus degradantes y hacinadas viviendas.
Ante esta desolada e injusta realidad cuesta entender y compartir cómo desde los despachos oficiales, oficinas o gerencias se sacan conclusiones como la siguiente: “Las plagas son de difícil solución si no se controlan los hábitos y cambian las conductas sanitarias y de higiene de los residentes”. Estos hábitos y conductas son la consecuencia de la ausencia de políticas sociales integradoras que, incluso llevándose a cabo, necesitan mucho tiempo de implantación y desarrollo para que estas personas, ciudadanas de esta ciudad, que no nacieron desde la equidad social, puedan ir rehaciendo sus vidas a través de la formación, el empleo y la dignificación de  sus viviendas.
Afirmaciones como “son unos irrecuperables”, demuestran, además de una actitud cruel y cínica ante ellos, el fracaso más rotundo del Estado del Bienestar Social. Es muy difícil hacer tal afirmación de un colectivo que a duras penas le damos alguna oportunidad, exigiéndole el todo por uno. Mientras tanto, nosotros, “los ciudadanos de bien”, nos brindamos mil y una oportunidades, a pesar de nuestra inmejorable situación socioeconómica.
¿Cómo es posible que de un cogobierno formado por partidos oficialmente de izquierdas se permita esta manera de administrar los espacios públicos más vulnerables? Y por favor, absténgase la oposición de rentabilizar políticamente la miseria cuando su política es la de barrer las calles de los que padecen, mayoritariamente, la exclusión social.
Esta ciudad debería de tener un objetivo prioritario, una política previa a las demás: el principio de equidad, ya que en la misma no todos los ciudadanos tienen las mismas condiciones personales y sociales cuando nacen. ¿Cómo podemos exigir los mismos deberes a unos ciudadanos que no tienen cubiertos sus más elementales derechos humanos? ¿Cómo exigirles a unos ciudadanos que paguen el consumo de agua, la luz, las necesidades más básicas... cuando les embarga una desvertebración personal y social, y en el mejor de los casos, necesitarán años para restablecerse de las heridas producidas por la exclusión social?
Podremos hablar, sin ningún titubeo, de deberes en estas zonas de exclusión cuando se haya realizado una política basada sobre todo en la educación-formación, empleo y vivienda. Cuando estos ciudadanos tengan sus derechos sociales cubiertos, entonces, ni siquiera hará falta hablar de servicios sociales.
Hace falta un esfuerzo convencido para que todas las partes implicadas hagan posible la auténtica rehabilitación de la calle Torremolinos, lo que en gran medida, supondría el advenimiento de una Córdoba más justa y solidaria.




                                                             Miguel Santiago Losada
                                                        Delegado en Córdoba de la APDH-A

                                                        Córdoba, 26 de Enero de 2003

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