NO TODAS LAS PERSONAS TIENEN TECHO EN ESTA CIUDAD
La adjudicación de ciento diez viviendas de protección
oficial en el Polígono del Guadalquivir ha propiciado un conflicto social ante
la grave situación que está provocando la falta de viviendas de protección en
nuestra ciudad.
Existe una fuerte demanda de viviendas, sobre todo, en las
zonas más empobrecidas de la ciudad, en las cuales las familias no tienen
recursos para comprar una vivienda. Son barriadas con un elevado índice de
población infantil y juvenil. Existen numerosos casos donde pueden llegar a
convivir hasta una media de diez a quince personas. Situación que se hace
insostenible cuando se trata de viviendas que no llegan a los cuarenta metros
cuadrados y se encuentran en mal estado de habitabilidad como es el caso de los
pisos de la calle Torremolinos y aledaños.
Una consecuencia inmediata de lo anterior es que las jóvenes
familias se ven obligadas, en algunos casos, a “buscarse la vida”, con la
consiguiente aparición de núcleos chabolistas. En lo que va de año hemos
detectado tres en la zona sur de la ciudad.
Ante la cruda realidad que están padeciendo estas familias
es urgente la construcción de VPO para terminar con los hacinamientos y los
asentamientos chabolistas. Unas viviendas que estén repartidas por todos los
distritos de la ciudad para evitar los guetos sociales que generan tanta
desvertebración social.
Junto a la construcción de viviendas es necesario
desarrollar una política social que favorezca la creación de puestos de trabajo
para que estas personas puedan vivir con dignidad en sus nuevos hogares. Esto
evitaría que algunas personas de estos barrios utilicen las drogas como
economía sumergida para su mantenimiento, con el deterioro familiar y social
que ello conlleva.
Al mismo tiempo se hace necesario un profundo debate en el
mismo seno del movimiento vecinal encaminado a analizar la realidad social que
viven estas zonas más deprimidas de la ciudad, que evite todo tipo de
prejuicios hacia las personas más empobrecidas como indeseables, vagas,
culpables del tráfico de drogas, generadoras de violencia e inseguridad
ciudadana,… lo que lleva irremediablemente a una política penalizadora que
reprime y encarcela. Sin embargo, si analizamos las verdaderas causas como el
paro, la falta de vivienda, la falta de formación, el negocio internacional de
las drogas, la ausencia de una política sociolaboral que dé respuestas a los
jóvenes de estos barrios,… seguro que las reivindicaciones irán más por el
camino de exigir a las administraciones más intervención social, laboral
cultural y económica; que por la simple demanda de una mayor presencia
policial. Hace falta una coordinación entre todo el movimiento ciudadano para
urgir que los derechos humanos sean el pilar básico a la hora de la vertebración
social de las zonas más marginadas de la ciudad.
Miguel Santiago Losada
Delegado en Córdoba de la APDHA
Córdoba,
23 de octubre de 1995
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