JULIO ANGUITA Y LA MEZQUITA
Una buena definición para el mejor alcalde que ha tenido Córdoba en la época contemporánea sería el de un gobernante al servicio de su pueblo y de lo público. En los últimos años ha pedido incansablemente que se cumplan los derechos humanos y la Carta Magna de nuestro país para poner fin, por ejemplo, al desmantelamiento de los pilares de nuestra sociedad: la educación y la sanidad. A Julio también le importaba, y mucho, la historia de su tierra, de su pueblo, no en vano fue profesor en la materia. Desde un principio apostó por el reconocimiento de nuestro patrimonio, encabezado por la Mezquita de Córdoba, pidiendo formalmente a la UNESCO en 1982, en su condición de alcalde, la declaración como Patrimonio de la Humanidad. Dos años más tarde recibiría la contestación afirmativa. La prensa local, nacional e internacional se hacía eco de este gran acontecimiento para la ciudad de Córdoba. Julio se unía a través de la historia con otro gran defensor del monument