VIAJE A SIRIA Y JORDANIA (AGOSTO 2007)

 INTRODUCCIÓN

Se van a cumplir once años de nuestra visita a Siria y Jordania. Fue un maravilloso viaje por sus gentes, sus culturas, su diversidad religiosa, su inigualable patrimonio y, sobre todo, por habernos sentido como en casa, la tierra de la dinastía Omeya, de la que al-Ándalus y Córdoba, en particular, llegaron a alcanzar su máximo esplendor hace más de mil años.

Después de una década, Siria es otro país, del país de la vida ha pasado al país de la muerte. Hoy están convertidos en escombros muchos de los bellos lugares que visitamos y disfrutamos. Hoy muchas vidas se han quedado truncadas, quizás más de una de esas vidas nos la cruzamos por el camino en esa mágica y universal tierra preñada de cultura y sabiduría.

Se nos caen las lágrimas cuando a través de los medios informativos vemos a Alepo convertido en ruinas, a Palmira mutilada por la intransigencia más atroz, a Hama sin sus norias en el río, al Krat de los Caballeros gravemente mutilado. Nos duele pensar qué será de ese niño que llamó a la oración con su voz angelical en el Krat, o ese hostelero transexual que nos sirvió una de las comidas más exquisitas del viaje. Se nos encoge el alma cuando nos preguntamos qué habrá sido de nuestros guías Dahiri y Hassan, qué habrá sido del hortelano que nos ofreció los pistachos por el camino a Alepo, que habrá sido de tantos niños y mujeres que correteaban entre las milenarias columnas de las mezquitas de Damasco y Alepo, qué habrá sido del taxista de Damasco que nos llamó hermanos cuando supo que éramos de Córdoba.

Sirva este recuerdo de nuestro viaje a esta parte del Oriente Medio como homenaje a todas estas personas que nos cruzamos por su camino y nos abrieron sus corazones, y a esa entrañable cultura que forma parte de nuestro ADN.

RUTA DEL VIAJE

Salimos de la estación Central de Córdoba el día 7 de agosto de 2007 hacia Madrid en el AVE de las 18.44, llegando a la estación de Atocha a las 20.30 horas. Un taxi nos condujo al Hotel Auditórium, próximo al aeropuerto internacional de Madrid-Barajas, donde pasamos la noche antes de partir para Siria. Después de levantarnos y asearnos, 6.45 del 8 de agosto, un autobús al servicio del hotel nos transportó a la T-1 del aeropuerto.

El avión despegó a las 10.10 horas con destino a Latakia, ciudad de la costa de Siria, previa escala en el aeropuerto del Prats de Barcelona. A las 13.15 horas el avión dejaba el aeropuerto del Prats a una velocidad de 1000 Km/hora, con una presión de cabina equivalente a 1.700 metros de altura y una temperatura ambiental de -55ºC. Sobrevolamos la isla de Cerdeña, Italia, las islas griegas y Chipre, hasta que alcanzamos la costa oriental del Mediterráneo a la altura de Trípoli. Desde esta ciudad, al norte del Líbano, el avión comenzó el descenso hasta tomar tierra en el aeropuerto sirio de Latakia. Por razones técnicas, según la compañía aérea, no pudo aterrizar en el aeropuerto internacional de Damasco, según estaba previsto. Pisamos tierra Siria por primera vez a las 16.55 horas. Una vez pasado el control policial, recogimos el equipaje y un autocar, después de tres horas y media de viaje, nos condujo al hotel Carlton Damascus de Damasco, donde llegamos a las 24 horas, 23 horas en España.


                                            Zoco de Damasco

Al día siguiente, 9 de agosto, desayunamos y nos recogió el guía, Dahiri. Visitamos en primer lugar el Museo Nacional de Damasco: donde se exponen restos arqueológicos de las culturas asiria, romana y árabe. Una de las piezas más importantes del museo es el hipogeo de Palmira. Mientras contemplábamos esta pieza arqueológica nos habló de las dos grandes rutas de caravanas: la ruta de la seda (dirección este-oeste) y la ruta del incienso (dirección norte-sur), en dichas rutas la ciudad de Palmira, en la primera, y la ciudad de Bosra, en la segunda, fueron ciudades fundadas para la seguridad y descanso de las caravanas, que cruzaban el desierto para evitar largos recorridos que hubiesen supuesto mucho tiempo. En el museo vimos tablillas del primer alfabeto conocido, encontrado en Ugarit, costa norte de Siria. Biblos, costa del Líbano, le daría la fonética posteriormente. Ugarit y Biblos dos antiguas ciudades fenicias, cuyos comercios basados en los intercambios de materias primas principalmente, necesitaron el desarrollo de una lengua para entenderse.

                                            Museo Nacional de Damasco

Una vez finalizada la visita al Museo Nacional, nos dirigimos a la ciudad antigua. Antes, cruzamos avenidas y calles atestadas de un ruidoso tráfico propio de una ciudad de 2.500.000 millones de habitantes. Bordeamos la ciudadela para acceder al Zoco, amplio y cubierto. Por su calle central desembocamos en la hermosa puerta que daba acceso al grandioso templo romano de Júpiter, y a continuación la Mezquita Omeya con sus tres alminares. Previo a su visita accedimos a la tumba de Saladino.

                                            Patio de la Mezquita de Damasco

Una entrañable sensación recorrió todo mi cuerpo cuando accedí al patio de las abluciones: amplio y limpio como una patena, porticado, al que se asoman los tres minaretes de la Mezquita. El más antiguo es el de la Novia de planta cuadrada, de origen Omeya. También es destacable el llamado de Jesús, de origen Mameluco. Penetramos a la sala de oración, construida sobre el antiguo templo bizantino, basílica de San Juan Bautista. Presenta tres hermosas naves a las que se abren cuatro mihrabs en el muro de la quibla, uno por cada corriente teológica suní. Los viernes sólo se utiliza el principal, precedido por una gran tribuna. Al lado de la misma, nos encontramos con la tumba de San Juan Bautista, que es objeto de una gran veneración. Me sorprendió el trasiego de gente por las naves del templo: personas sentadas y recostadas sobre las columnas, niños jugando, otras leyendo el Corán. Se me antojaba como la gran casa del pueblo.

                                            Interior de la Mezquita de Damasco

Después de almorzar en un restaurante de la Medina anduvimos por la Vía Recta, antigua calle griega que recorre la ciudad antigua de oeste a este. Nos condujo a la casa de Ananías, en la que Pablo de Tarso se refugió un tiempo, siendo bautizado por el viejo Ananías. La escena narrada en el Nuevo Testamento se me hacía tangible ante mis ojos. Al terminar de cenar, dimos un paseo por los alrededores de la Mezquita. Vimos las dos famosas teterías a las espaldas de la Mezquita y saboreamos el mejor helado de Damasco recubierto con trocitos de pistacho.

                                            Café al-Nawfara

Con el nuevo sol radiante de oriente iniciamos la siguiente ruta, el día 10 de agosto a las 8.30 h., que nos llevaría a la segunda ciudad siria, Alepo, no sin antes haber visitado Maalula y la fortaleza del Krac de los Caballeros. Maalula es una pequeña ciudad situada al norte de Damasco. Su población es mayoritariamente cristiana y habla el arameo, la lengua de Jesús de Nazaret, emparentada con el hebreo y árabe. Es uno de los centros cristianos más importantes de Siria junto a Ugarit, en el norte, y Bosra, en el sur. Visitamos los santuarios de Santa Tecla y el de San Sergio y Baco. Los tres santos se hicieron eremitas, una tradición que data de los siglos IV-V. Sergio fue un oficial romano que se convirtió al cristianismo. Curiosamente, junto a San Jorge, recibe una gran veneración entre los musulmanes. Los iraníes son los que más visitas realizan a este santuario. El altar del santuario de San Sergio y Baco era un antiguo altar pagano, con un orificio por el que se evacuaba la sangre de los sacrificios. El sacerdote del santuario, perteneciente al rito católico-bizantino, nos rezó el padrenuestro en arameo, recordándonos la oración de Jesús de hace 2000 años.

En el trayecto hacia la fortaleza del Krat, Dahiri nos habló de cómo la política manipula a la religión. Nos informó de la pluralidad de Siria, de la convivencia entre musulmanes y cristianos. Nos comentó que su país había estado siempre gobernada por militares, a excepción de cuando gobernó la dinastía Omeya, descendiente de la nobleza de la Meca. También nos hizo referencia a la división de los territorios árabes por parte de los franceses e ingleses con el pretexto de terminar con la dominación Otomana a principios del siglo XX. A raíz de este acontecimiento se crearon los Estados del Líbano, Jordania, Kuwait, desmembrando la Gran Siria (Sham).

El castillo del Krat (significa fortaleza en Kurdo) de los Caballeros es sencillamente imponente. Son dos castillos en uno, el de los templarios, siglo XII, y el de los Mamelucos, siglos XIII-XIV, envolviendo este último al de los Templarios. Recorrimos las torres, pasadizos, caballerizas, graneros, comedores, refectorio de arte gótico y la iglesia, posterior mezquita en tiempos de los Mamelucos, abriendo en el muro sur el nicho del mihrab.

                                            Fortaleza del Krat de los Caballeros

Los cruzados llegaron a finales del siglo XI. Lo que realmente pretendían, con el pretexto religioso, era el control político y comercial de la zona. Un reducto actual de los antiguos cruzados es la isla de Malta. Los cruzados aprovecharon la debilidad de los árabes, divididos en pequeños reinos, al modo de los taifas de Al-Ándalus. Una vez que se desmoronó el califato Omeya, los sultanes, gobernadores de las ciudades, se hicieron con el poder. Entre ellos hubo muchas guerras y conflictos que supieron aprovechar los cruzados, construyendo sus fortalezas a unos 100 Km. de las costas. El general Nordín comenzó a unificar todos los ejércitos. Saladino era su brazo derecho. Nordín residía en Damasco y Saladino en Egipto. Saladino llegó a proclamarse como un gran caudillo cuando venció a los cruzados, fundando la dinastía ayubí.

Lo más mágico de la visita a la gran fortaleza fue la llamada a la oración que realizó un chavalito sirio de unos 12 años en el mihrab de la mezquita del Krad de los Caballeros. Se me pusieron los vellos de punta.

Una vez finalizada la visita, almorzamos magníficamente en un restaurante a la vera de la fortaleza, regentado por un sirio transexual muy acogedor y desenvuelto, que nos agasajó con una riquísima comida. De camino a Alepo paramos en el borde de la autovía a comer pistachos, fruto de un árbol característico del valle del río Orontes, en el que se encuentran las ciudades de Homs y Hama.

Llegamos a la hermosa y antigua ciudad de Alepo a la hora de cenar. Aprovechamos las últimas horas del día para pasear por la Medina, quedándonos sorprendidos por su bella mezquita omeya y la gran ciudadela. Ambas primorosamente iluminadas. Antes de quedarme dormido se me venían a la memoria tres bellas estampas del extenso día: el padrenuestro recitado en arameo en el santuario de San Sergio, la llamada a la oración en la antigua mezquita del Krad, y la normalidad con la que se desenvolvía el sirio transexual en un país oriental.

Desde la bella panorámica del hotel desayunamos a la luz de un nuevo día, 11 de agosto de 2007.

                                            Panorámica de la ciudad de Alepo desde el hotel

Visitamos la catedral de San Simeón el Estilista, a 30 Km., al noroeste de Alepo. Desde este bello lugar se divisan las tierras turcas, a unos 20 Km. al norte. Las ruinas de San Simeón son magníficas. Es la mayor catedral cristiana construida en el siglo V, erigida en el lugar donde el santo padre se retiró para hacer vida eremítica.

                                            Catedral de San Simeón el Estilista

La catedral se levantó en medio de la columna o pedestal, en la que el ermitaño vivió durante 40 años. Conjugaba incomodidad con la cercanía al cielo. La catedral es de arte bizantino, de cruz griega, que llegó a tener una gran cúpula en la que se cruzaban las dos naves principales, cada una con tres naves sobre grandes columnas. El ábside está ligeramente curvado hacia la derecha, en recuerdo de la posición de la cabeza de Jesús en la cruz. El acceso a la basílica se realizaba por la puerta sur, ya que la puerta principal da al hermoso valle, sobre el que a lo lejos contemplamos Turquía. En toda esta región existen ruinas de 700 iglesias. Esta zona junto a Maalula y Bosra eran importantes núcleos de la religión cristiana. Santa Tecla, San Sergio, San Simeón…, lugares en los que se vivía y entendía la religión a la luz de la corriente sufí, siglo IV. Posteriormente llegaría la religión de Mahoma. De todas formas y pese al intento de la imposición del pensamiento único, pecado de todos los tiempos, las tres religiones monoteístas están subdivididas en 73 sectas judías, 72 cristianas y 71 musulmanas.

De regreso a Alepo visitamos la ciudadela, construcción mameluca construida a mediados del siglo XIII. La decoración mocárabe inunda toda la ciudadela: mezquita, palacio, baños. Es interesante la arquitectura que presenta el acceso a la ciudadela: puerta no abierta directamente a la rampa, sino en forma de codo, propio del acceso defensivo de los alcázares árabes para dificultar el acceso ante un ataque del enemigo; al contrario de este tipo de fortalezas, las occidentales presentan una rampa perpendicular al muro del acceso.

                                            Ciudadela de Alepo

Al mediodía, almorzamos en un bello y encantador restaurante armenio. La población tanto armenia como kurda abunda en esta ciudad. También nos informaron de la llegada a Siria de muchos palestinos e iraquíes, debido a los graves conflictos bélicos que estaban (y están) sufriendo.

                                            Restaurante armenio

Visitamos, ya por la tarde, la hermosa Mezquita omeya. En ella está la tumba de San Zacarías, padre de Juan el Bautista, también muy venerado por el pueblo sirio.

                                            Patio de la Mezquita de Alepo

Recorrimos el zoco techado y bien conservado repleto de tiendas de todo tipo, uno de los más bellos del mundo árabe. Después de cenar nos marchamos a los alrededores de la ciudadela a tomar unas copas.

                                            Zoco de Alepo

Amanecimos el 12 de agosto contemplando la hermosa panorámica que divisábamos desde la ventana de la habitación del hotel. Desayunamos y se presentó el nuevo guía, Hassan Hassani, el anterior tuvo que dejarnos por motivos familiares. A la salida de la ciudad vimos a los jornaleros esperando que los contratasen, recordaba el pasaje de Jesús de Nazaret en el Evangelio. Desde el primer momento nos dimos cuenta que ganamos con el nuevo guía, después de comprobar las explicaciones que nos iba dando durante las visitas a Apamea, Hama y Palmira. Entre visita y visita nos explicaba cómo era su país (su descripción se basaba en datos correspondientes al año 2007):

 El fin de semana sirio se disfruta el viernes y el sábado.

 El sueldo medio es de unos 600 dólares.

 La población de Siria era de 20.000.000 de habitantes, distribuidos en catorce provincias. En el año 1985 sólo estaba habitada por 8.000.000. El aumento de la población se debe a las guerras de los países hermanos: Palestina, Irak,…. Damasco es la capital con 2.500.000 habitantes, en su provincia hay un total de 4.500.000 de personas. Le sigue Alepo con 2.000.000 en la capital y 3.000.000 en la provincia. La tercera ciudad Siria en población es Homs, seguida de Latakia y Hama.

 El promedio de hijos es de seis por familia.

 Geológicamente Siria está formada por rocas calizas en el norte y basalto en el sur.

 Geográficamente tiene una extensión de 185.000 kilómetros cuadrados, de los que el 60% es desierto. Las lluvias se distribuyen entre los 200 mm en el desierto y los 2.000 mm en el valle del Orantes. Limita al norte con Turquía, al este con Irak, al sur con Jordania, al oeste con el Líbano y al suroeste con Israel. Sus ríos más importantes son el Tigres y Éufrates, que cursan sus aguas del noroeste al sureste, y el Orantes, haciéndolo de sur a norte.

 Posee dos puertos: Latakia y Tartus, y cuatro aeropuertos internacionales.

 La alimentación cárnica consiste en cordero, pollo y escasa ternera. Por cada sirio hay tres cabezas de cordero, siendo un país exportador del mismo.

 Históricamente es un crisol de 39 civilizaciones. Alepo es la ciudad más antigua, junto a Damasco, sin interrupciones de población. De ahí se desprende que el director del Louvre dijese que todos los ciudadanos del mundo tienen dos países: el propio y Siria. Desde 1918 al 1946 estuvo dominado por Francia. Anteriormente por el imperio Otomano, durante cuatro siglos. Los mamelucos ejercieron su poderío desde el siglo XIII al XVI. La guerra entre Saladino y los cruzados se desarrolló en el XIII. Siria es islámica desde el siglo VII, bizantina desde el siglo IV al VII, romana desde el siglo I a. de C. al IV después de C., griega desde el siglo III a. de C. Los pobladores originales fueron los hititas y los amoritas o amorreos, éstos procedentes de la península arábiga que invadieron la Gran Siria (Sham) en busca del agua y la fertilidad. Las diferentes tribus árabes se distribuyeron entre: los nabateos (Jordania), fenicios (costa), arameos (Eúfrates), babilonios (Irak), egipcios (Egipto). El mestizaje de estas tierras es evidente.

 El sistema educativo está distribuido en seis años de primaria, tres años de secundaria y tres años de bachillerato. Existen en el país universidades públicas y privadas.

 El almuecín y el imán, uno por cada mezquita, son funcionarios del Estado.

 Esta región es la cuna de la lengua. En Agarit se encuentran las primeras escrituras. En Ebla y Mari aparece la escritura cuneiforme (clavos sobre el barro). Se han descubierto 24.000 tablillas de barro en Ebla, datan entre el 2.500-4.000 a. de C.

 Actualmente Siria es un país laico. Gobierna el partido BAS árabe, de ideología socialista. Ocho partidos forman la coalisión. El parlamento lo forman 250 miembros, de los que el 30% son mujeres.

Hassan os recordaba que en 1917 Francia e Inglaterra se reparten el Sham, anteriormente sometido al Imperio Otomano, según los acuerdos de Sykes-Picot. A Francia le correspondió Siria y Líbano y a Inglaterra Palestina y Jordania. En 1948 los sionistas (judíos americanos) crean el estado de Israel en Palestina. Siria no lo reconoce. Esto ha provocado seis guerras: cuatro ganadas por Israel y dos por los árabes. En 1967 Israel toma los Altos del Golán y sur del Líbano. Su manifiesto anhelo por la paz se logrará cuando se resuelva el problema sirio y palestino, lo que dará por terminado el conflicto en Oriente Medio. En el fondo de esta tensión internacional están los intereses económicos: el 70% de petróleo lo controlan EE.UU., Reino unido e Israel. De ahí se desprende que Siria y Turquía se manifestaran en contra de la guerra de Irak. También se lamentaba de que el tratado de paz de 1978, conocido como los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel, dividió al mundo árabe.

Durante el recorrido a Palmira, visitamos las ciudades de Apamea o Famia y Hama. Apamea fue una gran ciudad romana, la custodiaba una muralla de siete Km. La vía Cardo, de 2.2 Km. por 40 metros de ancho, da idea de la inmensidad de la ciudad. Al norte la puerta de Antioquia y al sur la puerta de Homs. Junto a Palmira y Bosra es la mejor muestra de la civilización romana en Siria.

                                            Ciudad romana de Apamea

Hicimos una breve parada en Hama para visitar las famosas norias, invento de los arameos. Nos recordó nuestra hermosa noria de la Albolafia de Córdoba en el río Guadalquivir. Los romanos desarrollaron este mecanismo hidráulico uniéndolo a los acueductos. Existían en ese momento 19 norias sobre el río Orantes.

                                            Norias de Hama

Una vez que dejamos la provincia de Hama, entramos a la de Homs, a la cual pertenecen el Krad de los Caballeros y Palmira. Recorrimos parte del desierto antes de llegar a la deslumbrante Palmira.

                                            Vía Cardo de Palmira

La ciudad levantada en pleno desierto a camino entre la ribera mediterránea y las fértiles tierras del Éufrates. Su pasado glorioso se sitúa entre los siglos I a.C.-III d.C. y fue fruto de las caravanas que venían de Asia con la seda y las especies. Su valle de las Tumbas recuerda su ascendencia asiria. Su último soberano fue la reina Zenobia, que conquistó Siria y el bajo Egipto, llegando al Bósforo. Zenobia gobernó a la muerte de Odenato, su marido. Se hizo poderosa y unificó a Siria con Egipto. El emperador romano Aureliano asedió y conquistó Palmira, llevando encadenada a Zenobia hasta Roma. Almorzamos al llegar a Palmira y visitamos parte de la ciudad romana, construida entre los siglos II y III después de Cristo. Accedimos por la puerta Victoria, atrás quedaron la fuente pública y el templo dedicado al dios Baal. La vía cardo mide 1.200 metros y nos conduce a las termas, el teatro, el ágora, a los templos del viento y las tormentas y al de dios Nebo. A mitad de la vía está el tetrapylon que divide a la misma, ayudando para ello un pequeño giro de un 10%. Tres kilómetros de muralla protegían a sus 25.000 habitantes, que vivían del comercio de las caravanas. Está situada en un hermoso oasis de palmeras.

                                            Cena amenizada por beduinos en Palmira

Por la noche cenamos cordero en una jaima beduina, en la que sus músicos nos deleitaron con sus cantes y bailes. Antes de irnos a la cama no nos resistimos a pasear por la vía cardo bajo un espléndido cielo estrellado.


                                            Teatro de Palmira

Bajo un sol de desierto, amanecimos el 13 de agosto en Palmira. Desayunamos en el hotel Villa Pamyra, donde nos hospedamos, y seguimos nuestra visita por los restos arqueológicos de la ciudad. Recorrimos las tumbas: torres e hipogeos, que nos hablan de la grandeza de su civilización. Por último, visitamos el templo de Baal para los árabes (Júpiter para los romanos y Zeus para los griegos). Inmenso templo superior cuya extensión supera los 40.000 metros cuadrados.

                                            Templo Baal de Palmira

No dejaba de sorprenderme la grandeza de los templos romanos en esta región. Igual me sucedió con el templo de Júpiter de Damasco, en cuyo interior se encuentra la gran mezquita omeya. Posee una gran explanada para los sacrificios delante del templo propiamente dicho, posterior basílica de San Jorge en tiempos bizantinos y mezquita en época árabe, y, por último, la explanada trasera para las abluciones y purificaciones. Entre sus elementos decorativos nos encontramos con huevos (símbolo de la fertilidad), hojas de olivo, vid y dátiles (símbolo de la vida).

Después de almorzar en Palmira, hicimos una parada en la carretera hacia Damasco para tomar un café en el café Bagdad, regentado por beduinos, etnia árabe nómada que vive del ganado. También hicimos una breve parada para fotografiarnos ante una indicación que indica la dirección de Irak a unos 50 Kilómetros. Durante el recorrido, Hassan nos habló de la diferencia entre resistencia y terrorismo, entre árabe y musulmán (hay países musulmanes que no son árabes, como Irán, los antiguos persas).

A la llegada de Damasco, antes de volver al hotel subimos al monte Abou Jarash Garden desde el cual se divisa una maravillosa panorámica de la ciudad. Después de asearnos, paseamos por el zoco de Damasco, donde volvimos a saborear el helado con pistacho, escuchamos la última llamada a la oración en el patio de la Mezquita, cenamos y tomamos un té en la calle al-Nawfara, una de las más castizas de la Medina damascena.

El 14 de agosto salimos de Damasco dirección Jordania, no sin antes visitar la ciudad sureña siria de Bosra. Visitamos el templo romano, construido con basalto por el emperador Trajano en el siglo II después de Cristo, está considerado el mejor conservado del mundo. Después de la visita nos despedimos de Siria por el valle del río Bosra, paso natural por el que cruzaban las caravanas y por el que también pasarían Pablo de Tarso y los discípulos de Jesús de Nazaret.

                                            Teatro romano de Bosra

Cruzamos la frontera, en la que Hassan se despidió con un ¡hasta la victoria! Ya en frontera Jordana se presentó Nabil, que sería nuestro nuevo guía. Almorzamos en Jerash o Gerasa y vimos las ruinas de la ciudad romana de Adriano, sobrino de Trajano.

Nabil nos fue instruyendo a lo largo del recorrido por Jordania. La monarquía fue instaurada por los ingleses en 1921, como un emirato. Desde su independencia en 1946 gobierna la dinastía Hachemita. Posee una extensión de 85.000 kilómetros cuadrados. De los 6.000.000 de habitantes, un millón son iraquíes, también hay otros dos millones de iraquíes en Siria, debido a la guerra de Irak. Jordania limita al norte con Siria, al Oeste con Palestina e Israel, al sur con Arabia y al este con Irak, la antigua tierra de los babilonios y de la Bagdad de las mil y una noches. ¡Qué fue de todo! Al atardecer llegamos a Amman, habitada por 2.000.000 de personas, la antigua capital de los amoritas, la posterior Filadelfia griega. Nos alojamos en el hotel Arena Space. A la hora de la cena presenciamos una boda jordana.

El 15 de agosto, hicimos un recorrido por la ciudad de los amoritas, descendientes de Lot, al igual que los moabitas de la región de Madaba. Amman, capital de Jordania, se despliega sobre siete colinas, al igual que Roma, Estambul o Lisboa. Está situada a 600 metros sobre el nivel del mar, Damasco lo está a 400 metros. Una de las siete colinas está ocupada por el palacio real. Vimos durante el recorrido el teatro romano, de los pocos restos que quedan de la ciudad romana.

Por la carretera del Mar Muerto bajamos a la mayor depresión del planeta, alrededor de 400 metros bajo el nivel del mar.

                                            Panel explicativo de la depresión del Mar Muerto

Divisamos el valle del río Jordán, con la ciudad de Jericó al otro lado, un oasis que alberga a la ciudad más antigua del mundo. Sobre el mar Muerto asoma a lo alto el monte de los Olivos de Jerusalén. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. A los pies el Qumrán, lugar donde hacían vida eremítica los esenios, y hacia el sur, Belén. Sencillamente emocionante.

                                            ¡Sentados en el Mar Muerto!

Después del bañito caluroso y salino en el mar Muerto, subimos al Monte Nebo, desde el cual Moisés divisó la tierra prometida, antes de morir. En una cruz de forja se simboliza el Nuevo Testamento, enroscada por una serpiente, que simboliza el Antiguo. En el monte Nebo se mantiene una iglesia bizantina con hermosos mosaicos. Destaca el de la paz y la guerra, con figuras de animales y hombres. La paz simbolizada por el ganado y la agricultura y la guerra por las fieras y los guerreros. Dejamos el Monte Nebo y, tras almorzar, llegamos a Madaba, en cuya iglesia ortodoxa contemplamos el mosaico de la Tierra Sagrada.

                                                               Monte Nebo

Por la tarde la autovía del sur nos llevó a Petra. Este camino fue la ruta del desierto a partir del siglo II después de Cristo, justo cuando comienza la decadencia de Petra. De esta nueva ruta se beneficiará Jerast y Palmira. Anteriormente, se seguía la ruta de los reyes, en la que se fundó la ciudad de Petra, siglo VI antes de Cristo. En ese mismo lugar existía la antigua ciudad Sella, fundada por los descendientes de Esaú, hermano de Jacob. Por esta ruta pasó Moisés hacia la tierra prometida, de ahí el nombre de Wadi Musa (el valle de Moisés), aunque tuvo que bordear Sella ya que el rey Edom no le permitió pasar por la ciudad por miedo a que la conquistaran. Petra cayó en manos de Trajano a principios del siglo II después de Cristo (año 106).

El día 16 de agosto, nos preparamos para ver, corretear, admirar Petra, la maravilla de Oriente Medio situada en un gran valle de 100 km.2. Comenzamos la ruta a las 8.30 de la mañana. Cruzamos el Siq, falla tectónica, única entrada natural a Petra de 1.2 kilómetros de longitud. En las paredes empinadas están inscritas multitud de ídolos, sus dioses polígamos; bellos camellos con sus camelleros esculpidos en las rocas nos recuerdan a las caravanas que hacían la ruta del incienso. Las canalizaciones del agua y las presas realizadas en las rocas son verdaderas obras de ingeniería de los nabateos. Precisamente fue el agua el punto flaco que tuvo Petra a la hora de ser conquistada en el año 106 por Trajano.

Al final del Siq, como arte de magia, aparece la bellísima fachada del Tesoro, la famosa tumba excavada en la roca a mitad del siglo I antes de Cristo, seguramente por el rey Aretas III. Espacio esculpido y excavado en la roca arenisca, cuyo color predominante es el rosa; por este motivo se le denomina la ciudad rosa. Recordemos que a Palmira se le llama la ciudad dorada, debido a que la piedra caliza se ha cubierto de los finos granos de la arena del desierto, que le dan ese majestuoso color.

                                                            Tesoro de Petra

Fuimos recorriendo esta hermosa ciudad de piedra, una maravillosa relación entre la cultura nabatea y la naturaleza, que consiguió que las areniscas de diferentes tonos y colores de los barrancos se fueran transfigurando para dar lugar a una urbe única. A través de esta garganta esculpida a ambos lados, a modo de una gran calle de tumbas, palacios, casas, el teatro nabateo, ampliado por los romanos. El templo nabateo fue posterior cárcel romana, iglesia bizantina y tribunal para los beduinos, que por cierto vivieron aquí hasta 1982. A partir de ese año el gobierno les construyó unas viviendas a las afuera de Petra. Algunos se resistieron y prefirieron vivir en jaimas en sus alrededores. Sólo se les permite entrar a las horas de la visita, para poder atender a sus negocios, ya que a la caída de la tarde cierran la ciudad encantada. Entre los negocios está el transporte que se utiliza para desplazarse por la antigua ciudad: El caballo hasta el Siq, los carros hasta el Tesoro, los camellos hasta el inicio del camino al Monasterio y los burros para hacer la subida al Monasterio, a más de un kilómetro de empinadas escaleras y cuestas.

                                            Magníficos y gigantescos templos de Petra

Dentro de Petra visitamos una iglesia bizantina con bellísimos mosaicos. A la misma altura la calzada, con restos del ninfeo, fuente romana, y al fondo la puerta de Trajano. En el mismo trayecto nos encontramos con el palacio de Sada. Sada fue una bella princesa del siglo I antes de Cristo que se casó con el rey Herodes Antipas (el mismo que posteriormente lo hizo con Herodías, cuya hija fue Salomé, la que pidió cortar la cabeza de san Juan Bautista). Saba terminó huyendo de esa mafia familiar y se refugió en su palacio de Petra. Pasando el arco de Trajano comienza la subida al llamado El Deir (el Monasterio), un bellísimo templo en lo alto de la montaña. La subida se hace a pie a través de los 800 escalones o a lomos de asnos bien enseñados. A continuación de la misma existe otra con el nombre de Aarón, por encontrarse allí su tumba.

El 17 de agosto salimos de Petra dirección desierto de Wadi Rum (el valle de la arena). Para visitarlo hay que dejarse llevar por las manos de los beduinos, hospitalarios, elegantes, procedentes de una cultura antigua nómada y buenos comerciantes. Con ellos contemplaremos uno de los mejores paisajes del Oriente. Al llegar montamos en un 4x4 y durante dos horas y media recorrimos diferentes lugares de este hermoso desierto de arenas rosas. La estratigrafía del terreno lo componen de arriba abajo: rocas areniscas, graníticas y basaltos. Cruzamos la vía del tren que construyeron los turcos, desde Estambul hasta la Meca, para las peregrinaciones. Hoy se utiliza para transportar el fosfato hasta el puerto de Aqaba. También visitamos la fuente que utilizaron el príncipe Hachemí y Lawrence de Arabia, señor de estos parajes, ambos al mando de la legión árabe contra los turcos. Tomamos té aromático en un jaima beduina. Ascendimos por una duna. Nos adentramos en un cañón en el que el agua se deja recoger en unas pozas; en el mismo, vimos pinturas de personas y animales realizadas por los caravaneros. Admiramos la maravilla geológica en forma de puente que la erosión, producida por el viento, ha producido en la roca.

                                           Jaima beduina en el desierto Wadi Rum

Llegamos a Aqaba a la hora de almorzar, en la única salida al mar de Jordania saboreamos los manjares de su costa: dorada, calamares y langostinos.

Mientras nos dirigíamos al desierto Nabil, palestino que no pudo asistir a los entierros de sus padres y hermano mayor en Jerusalén por no permitírselo el estado de Israel, nos narró una breve panorámica de la situación del Oriente Medio: desde 1516 a 1916 todo el Oriente Medio ha estado bajo la dominación del imperio otomano, el cual se aprovechó de sus riquezas naturales y de sus jóvenes para engrosar las filas de su ejército. Esta dominación empobreció de tal manera al pueblo árabe que ni siquiera había escuelas para su formación, de lo que se desprende el retraso secular del mismo.

                                            Desierto de Wadi Rum

Inglaterra ofreció ayuda para librarse del yugo turco, con el compromiso de que los diferentes pueblos árabes escogieran su propio destino. Fue durante la Primera Guerra Mundial, 1914/18, en la que los ingleses y árabes, legión árabe comandada por el príncipe Hachemí y Laurence de Arabia, derrotaran al ejército turco. Sin embargo, Inglaterra no cumplió con su palabra y junto a Francia se repartieron el territorio de la siguiente manera: Siria y Líbano (como nuevo Estado) para Francia, Palestina y Jordania (nuevo Estado) para Inglaterra. Al mismo tiempo crean el Estado de Kuwait, dejando a Irak sin salida al mar, al pueblo kurdo lo dejan sin tierra (pueblo reprimido principalmente por los turcos, malvive entre Turquía, Irak y Siria). Todo este desaguisado bajo el control de los ingleses, que en el año 1946 a cambio del dinero de los sionistas ceden Palestina a los israelitas, que poco a poco van comprando las tierras a los palestinos, los cuales se ven obligados a emigrar a diferentes lugares del mundo.

La guerra de los seis días tuvo su origen en el control del agua. Los países árabes no estaban dispuestos a que los judíos utilizaran el agua de los Altos del Golán, donde nace el río Jordán. Hasta el día de hoy Israel tiene ocupada esta zona Siria.

El conflicto entre Irán e Irak se debió a que cuando llegó Homeini al poder no dejó que los irakíes utilizaran la salida al mar para abastecer a sus petroleros. EE.UU. apoyó a Irak en dicho conflicto. Mientras tanto Kuwait aprovecha la debilidad del ejército irakí para beneficiarse de la frontera. Esto provocaría la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1991, la primera guerra del Golfo. Sadam Hussein quedaría derrotado definitivamente en el año 2003 por los EE.UU. y sus aliados en la segunda guerra del Golfo, acabando con un dictador que, a pesar de todo, mantenía la difícil convivencia entre los diferentes sectores irakíes.

Con respecto a la situación política de Jordania, Nabil nos informó que el actual rey Abdullá II, hijo de la princesa inglesa y Hussein de Jordania, no debería de haber sido rey al ser su madre extranjera, según la ley del país. El sucesor legítimo debería de haber sido el hermano de Hussein, que una hora antes de morir firmó para que su sucesor fuese Abdullá. Dicha situación no fue una extrema decisión de amor paterno ya que el hermano de Hussein no estaba bien mirado por EE.UU. e Inglaterra. Esta situación podía haber provocado una guerra civil; sin embargo, el hermano de Hussein se retiró de la política y no aceptó ninguna responsabilidad, siendo muy respetado por los mandatarios árabes.

Este breve recorrido por la historia de la región explica la tensa realidad que vive el pueblo árabe. Los jeques viven lujosamente y sin problemas como embajadores del petróleo al servicio de los EE.UU. Países como Egipto y Jordania firmaron acuerdos con Israel, rompiendo la unidad árabe. Las dos guerras del Golfo han destrozado a Irak.

Hace diez siglos en Al-Ándalus se vivía el mayor desarrollo social y cultural que se pudiese imaginar. En Córdoba florecieron las artes, la medicina, la astronomía, la filosofía, la agricultura. Convivían musulmanes, cristianos y judíos. ¿Qué ha pasado a lo largo de los siglos? ¿Qué hubiese sucedido si los países árabes no hubiesen estado sometidos al yugo del imperio Otomano? ¿Cómo estaría esta región de Oriente Medio si, después de la primera guerra mundial, Reino Unido y Francia hubiesen cumplido con su tratado de no colonizar estos países?

                                Puerto de Aqaba, con nuestros amigos Iñaki y Olga en el centro

El último día de esta maravilloso e inolvidable viaje, 18 de agosto, navegamos por el golfo de Aqaba, en el cual buceamos entre corales rojos que le dan el nombre al mar.

Un vuelo nocturno nos condujo a Madrid, en cuyo aeropuerto aterrizamos en la madrugada del 19 de agosto de 2007, regresando a Córdoba por la mañana vía AVE.

Miguel Santiago Losada

Comentarios

Entradas populares de este blog

DOS ANDALUCES ASESINADOS HACE 88 AÑOS

PASAR EL VERANO EN CÓRDOBA

LA HETERODOXIA DE LA SEMANA SANTA ANDALUZA DIOSAS DE LA PRIMAVERA ANDALUZA