FUI MIGRANTE Y NO ME ACOGISTEIS
Mientras Europa teme ser tomada por la ultraderecha, olvida que ejerce una política xenófoba y racista con las personas migrantes desde hace décadas. En 1985 el gobierno español promulgó la ley de Derecho y Libertades de los Extranjeros. Sería la ley que creaba el régimen de extranjería, ley contraria a los derechos humanos (dividiendo a las personas en ciudadanos de plenos derechos, extranjeros residentes y extranjeros o inmigrantes procedentes de países empobrecidos). Después llegarían los acuerdos de Schengen y Dublín a principios de los años 90 que impusieron la Europa fortaleza, la conciencia de frontera (control de flujos, blindaje del Estrecho, procedimientos de expulsión). Como consecuencia directa de estas políticas comienza la sangría humana de las muertes en el Estrecho. La Ley 8/2000, aprobada tras conseguir la mayoría absoluta el PP, anteponía la seguridad de nuestras fronteras a los derechos humanos (Programa Ulises en el Estrecho, implantación SIVE -Sistema Intensivo de Vigilancia a Extranjeros-, vallas de Ceuta y Melilla…). Se recrudece con la Ley 14/2003 que potencia los modelos de blindaje fronterizo y de control de acceso y establece la expulsión por vía de urgencia. El gobierno de Zapatero, aunque tuvo la valentía de regularizar a 700.000 migrantes, siguió con las políticas endurecedoras, apoyando y pagando al gobierno marroquí para ejercer de gendarme y así evitar los flujos migratorios, o aplicando medidas entorpecedoras del reagrupamiento familiar. La llamada Directiva del Retorno de la Eurocámara fue respaldada por el partido Popular Europeo y el PSOE que se desmarcó de sus compañeros europeos. Medidas estrellas fueron la duración de la retención de los inmigrantes sin papeles a 18 meses en los Centro de Internamiento de Inmigrantes, o la expulsión de menores inmigrantes no acompañados. Y podríamos seguir… Mientras tanto, a consecuencia de estas políticas violadoras de derechos humanos han muerto 52.000 personas, con gravísimos sucesos en nuestras propias fronteras como los de Tarajal (6 de febrero de 2014) y Melilla (24 de junio de 2022). Seres humanos con el mismo derecho a vivir que nosotros.
De
aquellos barros estos limos. Hoy muere ahogado un bebé cerca de Canarias y
España excusa el auxilio alegando la competencia marroquí. ¿La vida en juego no
espera a quién tiene la competencia? ¿No nos rechina que mientras vemos los
esfuerzos por rescatar las cinco personas del Titán, el hundimiento del llamado
eufemísticamente “barco fantasma”, con más de 500 personas a bordo en costes
griegas, haya carecido de las medidas adecuadas para su salvamento? Se nos
ofrecieron las terribles imágenes de cómo podían haber muerto los cinco
pasajeros del Titán, poniéndonos en su lugar ¿Acaso no se podrían haber
reproducido las imágenes de la bodega de ese barco, hacinadas por las más de
500 personas ahogándose desesperadamente, entre ellas niños y bebés, para que
removieran nuestros sentimientos e indignación ante la falta de respuesta
humanitaria?
No me cabe duda de la bondad inherente de las
personas, pero hay que ejercitarla, hay que valorar todas las vidas por igual,
la empatía hay que desarrollarla con todos los seres humanos. Hay que evitar el
doble rasero, consciente o inconscientemente, de los que tiene derecho a vivir
y los que no, de los que vivimos en el hemisferio norte y los que vienen en
pateras del Sur, procedentes de las excolonias europeas, que ven la extracción
de sus recursos sin beneficio para sus pueblos, enriqueciendo a sus corruptos
gobernantes, títeres de las grandes potencias económicas.
No olvidemos (la memoria es muy importante para nuestra dignidad
personal y colectiva) que España fue durante siglos un
país de emigración. La herencia actual de este pasado migratorio es la
presencia en el extranjero de más de un millón y medio de españoles, siendo
Andalucía la tierra que más la ha sufrido.
Por
último, recuerdo a los políticos propensos a los “golpes de pecho” y a “tomar
el nombre de Dios en vano” la humana y estremecedora enseñanza de Jesús de
Nazaret: “Apartaos de mí, malditos (…) porque tuve hambre y no
me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui emigrante y no
me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y
no me visitasteis”. (Mt. 25, 41-43).
Córdoba,
28 de junio de 2023
Miguel Santiago Losada
Profesor y escritor
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