LA RESPONSABILIDAD DE EUROPA
Qué papel juega Europa en el marco internacional,
en qué consiste el proyecto europeo? La invasión militar de Ucrania por el
gobierno de Putin actualiza estas cuestiones. En mi modesta opinión Europa está
desarrollando una respuesta que agranda el conflicto, siendo actor relevante en
el escenario geoestratégico dominado por las tensiones. Un claro ejemplo es la
decisión del gobierno alemán de subir su gasto militar un 2% del PIB. El gasto
militar en la UE alcanzó en 2020 la astronómica cifra de 198.000 millones de
euros, lo que supuso un incremento del 5%, según la AED (Agencia Europea de
Defensa). Queda claro que Europa está al arbitrio de la gran carrera
armamentística, lo cual no implica que los diferentes pueblos europeos se
encojan de hombros con la terrible y despiadada invasión de Ucrania. De hecho,
la población europea está mostrando una gran sensibilidad con la ucraniana, que
es la que está sufriendo principalmente esta guerra, que al igual que todas, es
injusta e injustificable.
La decisión europea conlleva sufrir las
consecuencias de la guerra, con el encarecimiento de los combustibles y las energías,
por los intereses de los dominantes del gran tablero mundial (Estados Unidos, Rusia
y China). La cesta de la compra se ha encarecido durante las últimas semanas,
padeciéndolo sobre todo las familias con rentas más bajas que las empobrecen
aún más, mientras que las grandes empresas del sector siguen aumentando sus ganancias.
En definitiva, salen perdiendo los pueblos. ¿Este es el gran proyecto europeo?,
¿sucumbir a los intereses de la geoestrategia de los tres grandes países que
nos llevan a la guerra y al empobrecimiento de la población?
Este no debiera ser el proyecto europeo. Pienso
que Europa debería desarrollar sus estrategias en tres direcciones que
conformen un espacio de paz, justicia social y desarrollo sostenible. Europa
debería desarrollar un presupuesto en clave ecoenergética y luchar contra el
cambio climático. Europa tiene que poner el acento, al mismo tiempo que en
activar una economía equitativa y verde, en promover la cohesión social. Europa
debe desarrollar una política internacional que apueste por los pueblos más
pobres e injustamente tratados a lo largo de la historia, sin importar
cercanía, etnia o religión.
Sin embargo, la actual
política europea no camina hacia esos fines: ni fomenta la paz (podría ser un
actor diferente a la geoestrategias criminales que machacan y matan a la
gente), ni apuesta por las energía renovables y verdes. Es desconcertante ver
cómo los gobiernos pretenden convertir a la energía nuclear en energía verde o
como las grandes empresas energéticas siguen engordando sus ganancias a costa
de una ciudadanía indefensa ante tal prepotencia permitida por los gobiernos.
Europa no impulsa prioritariamente la igualdad y la cohesión social, principal
caldo de cultivo de la extrema derecha. Además, vuelve la espalda a pueblos
como el saharaui, por sus políticas geoestratégicas y energéticas que favorecen
a gobiernos y monarquías dictatoriales.
Por último, Ucrania no
es la guerra, es una de las guerras, con la diferencia que la tenemos en la
puerta de casa. En el mundo siguen existiendo muchas guerras, que están
provocando miles de muertes diarias, miles de refugiados, miles de
desplazamientos, miles de muertos en las diferentes fronteras para escapar de
tanta hambre y miseria, de tanta guerra y conflicto.
Europa tiene el gran
reto de poner en servicio lo mejor de su historia. Ser un gran continente donde
el encuentro, el diálogo, la cohesión social y la acogida fuesen su denominador
común.
Córdoba,
28 de marzo de 2022
Miguel Santiago Losada
Profesor y escritor
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