PLAZA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Paseaba por la Ribera cuando, al paso de un autobús de la línea 7, oí comunicar a sus pasajeros que se dirigían a la plaza de los Derechos Humanos. Me llenó de satisfacción que la plaza central de uno de los barrios obreros de Córdoba por excelencia tuviese tal denominación. El barrio ha recibido su propio Óscar o su propio Goya, hablando en argot cinematográfico, pero esta vez, en lugar de estatuillas, han sido placas con el nombre de Derechos Humanos las que lucen airosas por los cuatro costados de la plaza. Buen nombre para un barrio cuyos vecinos sufrieron durante la posguerra la ausencia de los Derechos Humanos, o lo que es lo mismo, vivienda digna, empleo, educación, formación, promoción de la mujer, salud. La situación de la mayoría de la población española después de la guerra era prácticamente de miseria. El régimen franquista se vio obligado a desarrollar su beneficencia a través de una serie de actuaciones al objeto de dotar de techo a miles de personas tr