UN CAMBIO DE POLÍTICA
Córdoba ha sido la capital de Andalucía donde el PP
ha sufrido un mayor desgaste político. Ha perdido un 36.1% de votos, seguida de
Sevilla, Granada y Jaén, debido principalmente a dos causas: la primera y más decisiva
coincide con lo ocurrido en todo el país, los recortes sociales y la
corrupción, y la segunda, de carácter más local, se ha debido a la postura de
confrontación que el gobierno municipal del PP ha llevado a cabo con el movimiento
ciudadano: Stop Desahucios, Plataforma Mezquita-Catedral, Acampada dignidad,
consejos de distrito,… alejándolo de los intereses de la ciudad. Por el
contrario, el alcalde ha mantenido una estrecha relación con el obispo, propia
de un régimen confesional.
Hemos vivido cuatro años que podríamos calificar de
neo-nacionalcatolicismo, en la que se han prodigado en exceso muestras
religiosas en la vía pública, atendiendo a los intereses del ala más
conservadora de la jerarquía católica española. Su principal objetivo consiste
en desterrar al “diablo laico” de nuestra ciudad lo que les ha llevado a la
osadía de querer borrar nuestra propia identidad cultural, intentando eliminar
el nombre y la verdadera historia al principal monumento y seña de identidad de
Córdoba, la Mezquita-Catedral. Este ambiente ultracatólico
y conservador ha propiciado incluso que demasiados profesionales de la vida
académica y universitaria, cultural y política de nuestra ciudad aparecieran
como el Fabrizio del Dongo de la novela La
cartuja de Parma del escritor francés Stendhal: “postrados bajo las patas
de los caballos sin ser conscientes de que por encima de ellos pasaba la
historia. Lo sarcástico de la situación es dar la sensación de que todo pasaba
por encima, sin darse por enterado, sin conciencia del momento”, a lo que añadiría:
eludiendo responsabilidades.
Han sido cuatro años de retrocesos sociales donde la
falta de planificación global de la ciudad que atienda a un desarrollo
equilibrado y cohesionado ha generado un mayor empobrecimiento y exclusión
social. Ha sido un gobierno que no ha sabido dar una respuesta coherente a
los grandes proyectos pendientes en la
ciudad, como convertir la península de Miraflores en uno de los grandes
espacios culturales de Córdoba, no ha mantenido infraestructuras que en su día
supusieron un gran coste para la ciudad, como el entorno del río (abandono de
los paseos que transcurren por la margen izquierda, abandono de las fuentes
ornamentales del Balcón del Guadalquivir, incapacidad de poner en marcha
actividades de índole cultural en la zona del avión). Asimismo, ha devaluado
una infraestructura de vital importancia para la ciudad como el aeropuerto,
dejándolo en el cajón del olvido y permitiendo que su actividad se reduzca a lo
mínimo.
Córdoba necesita en esta nueva etapa de personas que
ejerzan la política en clave de ciudadanía, basando su quehacer en la observación, la experiencia y la razón. Una razón que
apueste porque Córdoba sea una ciudad moderna que, respetando su identidad
histórica, ofrezca al mundo caminos de paz y de concordia. Una ciudad
cohesionada, en la que a nadie le falte agua, luz, trabajo y techo desde el
compromiso político, que ha de ver estas ausencias como violaciones a los
derechos humanos que no se solucionan con obras de caridad. Una ciudad que sea
apetecible al emprendedor, motor de la creación de empleo, que apueste por la
economía social y que devuelva la dignidad laboral a las personas que han
perdido toda clase de recursos. Una ciudad que ilusione a sus habitantes en un
proyecto cultural común, que ilumine al mundo con nuestro legado artístico y
nuestro potencial creador, para que nuestra juventud la enriquezca con sus
inquietudes y saberes y no se vea obligada a emigrar. Una ciudad que abrace y
mime a sus verdaderas potencialidades: industria agroalimentaria, ciencias de
la salud, nudo de comunicaciones, capital de la historia y cultura andaluza,
capital de la interculturalidad, ciudad ecológica y saludable.
En
definitiva una ciudad que parafraseando a José María Pérez González “Peridis”,
ofrezca un modelo de desarrollo basado en las tres “P”: personas, patrimonio y
paisaje.
Córdoba,
8 de junio de 2015
Miguel Santiago Losada
Profesor
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