PAREMOS ESTE ATROPELLO
El 26% de mi salario va a I.R.P.F.,
Pasivos y M.U.F.A.C.E. Además, a lo largo del año tendré que pagar más tasas e impuestos,
como la recogida de basura, impuesto de bienes inmuebles, impuesto de
vehículos, IVA en cada producto que compre, etc. Todo ello supone que cerca de
un tercio de mi sueldo va a las arcas del Estado para contribuir al bien común:
sanidad, educación, servicios sociales, pensiones, obras públicas,… Llevo 30
años ejerciendo mi profesión y contribuyendo, por consiguiente, a que mi país
sea un Estado Social, Democrático y de Derecho. Precisamente en esto consiste
la ciudadanía, al menos en parte, y en esto consiste mi deber, del que estoy
plenamente convencido.
Las personas que acceden a gobernarnos a
través de las urnas, tienen el deber y la obligación de ser honestos, justos,
transparentes, buenos profesionales,… que hagan del ejercicio de la política
una saludable gestión al servicio de sus conciudadanos/as. Una gestión que,
dependiendo de su ideología y por consiguiente de sus programas electorales,
tenga como objetivo el bien común y nunca los intereses personales o de
partido. En la medida que el Estado goza de más salud, o lo que es lo mismo no
está ensombrecido por la corrupción, mis derechos, nuestros derechos, se verán
más reconfortados.
Vamos para los 40 años de democracia y han
sido muchos los esfuerzos para conseguir el actual Estado. Uno de sus
principales logros ha sido la universalización de la educación y la sanidad, de
lo que me siento muy orgulloso. Sin embargo, estamos asistiendo a demasiados
capítulos de corrupción que minan nuestra confianza y credibilidad
en los cimientos que configuran ese mismo Estado.
Precisamente estamos siendo espectadores del que puede
ser el caso de corrupción más grave de nuestra historia democrática, con el
supuesto cobro irregular de sobresueldos por parte de la cúpula del PP,
incluido el mismísimo Presidente del Gobierno. Desde José María Aznar hasta Mariano Rajoy, todas las grandes
figuras de la formación pasaron, supuestamente, en numerosas ocasiones por el
despacho de los tesoreros para cobrar cantidades que iban desde unas pocas
miles de pesetas hasta decenas de miles de euros. María Dolores de Cospedal,
Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas, Ángel Acebes, Federico Trillo y
Francisco Álvarez-Cascos se llevaron, supuestamente, sus particulares “extras”
de las cuentas en B del PP.
Lo que más me indigna como ciudadano de
este país es que mientras la trama de
corrupción “Gürtel” ha regalado, supuestamente,
a la ministra de Sanidad, Ana Mato, viajes turísticos por valor de 50.000
euros, artículos de lujo valorados en 610 euros y fiestas familiares por más de 11.800 euros, su
gobierno recorta los presupuestos para
la sanidad, privatiza hospitales, cierra centros de emergencias sanitarias y
aniquila la Ley de Dependencia. Asimismo, se esfuerza por imponernos su moral
partidista y seguidista de una cúpula
eclesial católica, que debería de estar al margen, desde hace ya muchos años,
de las decisiones del Estado.
Lo que más me duele como persona es ver como Emilia Soria, la joven valenciana que
usó una tarjeta de crédito que se encontró en la calle para comprar pañales y
comida para sus dos hijas, ha estado a punto de ingresar en prisión, mientras
los verdaderos estafadores de nuestro país campan a sus anchas favorecidos por
amnistías de sus colegas que ostentan el poder, o porque el delito ha prescrito.
Mientras, el paro, el empobrecimiento social y los desahucios alcanzan cifras
astronómicas.
A
veces dan ganas de abandonar este país denigrado diariamente por demasiados
políticos, banqueros, folclóricas, jerarcas de la iglesia dominante, y por
supuesto, monarquía, aunque sé que ese no es el camino. La respuesta es
esforzarnos todos/as para liberar a la democracia de la España más rancia que
todavía anda metida hasta el tuétano en parte de la sociedad.
Sólo
espero que todos nuestros esfuerzos vayan encaminados a conseguir un verdadero
Estado Social que responda principalmente a los/as ciudadanos/as más
vulnerables, de Derecho donde la justicia sea igual para todos/as, que alcance
el máximo nivel Democrático mediante una participación real y efectiva de sus
ciudadanos/as; Federal, rico y diverso en lenguas y culturas, Laico, sin las
ligaduras del concordato con la Santa Sede de 1979 y Republicano, liberado de
arcaicas y costosas instituciones. Es un sueño que nos costará hacerlo
realidad, pero no podemos permitir que la pesadilla actual sea el legado que
dejemos a nuestros/as hijos/as.
Córdoba, 5 de febrero de 2013
Miguel Santiago Losada
Profesor y Presidente de la Asociación
KALA
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