NI ES LO MISMO, NI DA LO MISMO
Según
todas las encuestas, el Partido Popular tiene la llave para solucionar los
problemas económicos de nuestro país. Sin embargo, al día siguiente de que el
PP sacase mayoría absoluta el Ibex-35, el principal indicador de la
Bolsa española acumuló, en la primera
semana desde que Rajoy era presidente electo, una caída del 6.6%, con todos sus
valores en pérdidas.
Si miramos un poquito más allá del horizonte
inmediato veremos que ningún partido político tiene la varita mágica para
superar esta crisis, que sobre todo están padeciendo los sectores más débiles
de la sociedad. La puerta a la solución está en la política que lleve a cabo la
comunidad internacional, una política que controle al mercado y que no se deje
gobernar por él. Un ejemplo evidente lo tenemos en Grecia con la sustitución de
Papandreu, emanado de las urnas, por Lukas Papademos, impuesto por los intereses
del mercado. Papandreu no ha sido el
responsable de la grave situación económica que atraviesa el país heleno, sino
los gobiernos anteriores, cercanos a la extrema derecha en algunas ocasiones.
Caso aparte es Italia, que desde hace tiempo, con crisis o sin crisis, debería
haberse sacudido al impresentable de su primer ministro que, paradójicamente,
fue derrocado por los mercados, y no por su pueblo.
¿Cómo podemos pensar que el partido popular sea el
hada madrina que solucione los graves problemas económicos del país? Si nos
atenemos a los hechos nos encontramos con: un partido popular que está
recortando los presupuestos en educación y sanidad allá donde gobierna (como
ejemplo claro, la comunidad de Madrid), un
partido popular con
las regiones más deficitarias (a 30 de
septiembre, Murcia tenía una deuda del 3,03% del PIB y la Comunidad Valenciana,
del 2,32%, gobernadas por el PP en los últimos lustros), y un partido que no cree en la inclusión social (valga
de nuevo otro ejemplo claro y rotundo: bajo el gobierno de Aznar, la
eliminación del déficit público se hizo acosta de aumentar el ya considerable déficit
social; el gasto social público per cápita de España pasó de ser tres veces
menor en 1990 a casi cuatro veces menor en 1999 que el gasto social per cápita
de los países con mayor sensibilidad social de la UE).
Por
consiguiente, y a tenor de lo expuesto, mucho tendría que cambiar el partido
que ostenta el nuevo Gobierno para apostar por una Europa unida que solucione
sus desigualdades y luche por los derechos humanos en los países más
empobrecidos, mucho tendría que cambiar para que se negase al modelo de una
Europa de dos velocidades, que generará una zanja mayor dentro de nuestras
propias fronteras.
Nos
queda un largo camino por recorrer en la ardua tarea de explicar y hacer
comprender que es necesario y urgente un pacto por la Inclusión Social que acerque el gasto en protección social a la media de la
UE (un 27% del PIB frente al 22% de España), que es necesario y urgente
implantar un sistema
universal de renta, poner en marcha planes de inserción
laboral para las personas en riesgo de exclusión, mejorar la cohesión
de la sociedad a través de una política
fiscal más justa y progresiva, no tocar el sistema universal público
tanto en sanidad como en educación y destinar el 5% de la vivienda construida o
rehabilitada a vivienda pública de inclusión social. Por último, es necesario y
urgente apostar por una política migratoria más justa, que
garantice los derechos fundamentales de los/as trabajadores/as extranjeros/as y
de sus familias, respete el derecho de arraigo y de reagrupación familiar y
cierre los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). Tal vez alguien
piense que tal enumeración es un bonito sueño de Navidad, se equivoca, no es
ningún sueño, es una exigencia para que millones de personas en este país
salgan de la pesadilla en la que se encuentran.
Córdoba,
7 de diciembre de 2011
Miguel Santiago Losada
Profesor y Presidente de la
Asociación KALA
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