La exclusión social
El hasta ahora presidente del Gobierno
andaluz nos viene prometiendo múltiples medidas sobre política social
encaminadas a favorecer a la sociedad andaluza.
Mientras tanto, su consejera para la Igualdad y el Bienestar Social,
Micaela Navarro , critica el informe del Defensor del Pueblo Andaluz sobre los
retrasos en la aplicación de la
Ley de Dependencia y el Tribunal Constitucional desestima la
demanda de la Junta
contra la sentencia judicial que le ordenaba pagar 1,7 millones de euros a
Carmen Fernández por haberle retirado a sus hijos indebidamente, madre que
luchó durante doce años para recuperarlos.
Contradictorio es igualmente que, a la par
que el propio presidente promete vivienda social para los andaluces, los delegados
provinciales de la
Consejería de Obras Públicas promuevan desahucios de familias
que viven en la más grave exclusión social.
Contradictorio es que se utilice un discurso
político en el que se prime el respeto a las diferencias y a los derechos humanos,
mientras que centenares de menores inmigrantes viven bajo la amenaza permanente
de la repatriación vulnerando la
Ley de Protección del Menor y los convenios internacionales
de protección a la infancia.
Y contradictorio es que se hable de
conciliación laboral y familiar, de ayudas a las familias y de igualdad
mientras que se perpetúa la insuficiencia de las ayudas para las familiares más
desfavorecidas, quedando muy lejos de una renta básica que responda a las
necesidades más elementales de las mismas.
Este doble discurso indica que para el
Gobierno andaluz las 400.000 personas que padecen pobreza severa y exclusión
social no han sido ni son el principal problema de Andalucía. Desde la
precampaña electoral del año 2000, las diferentes consejerías dedicadas a los
Asuntos Sociales vienen prometiendo una serie de medidas encaminadas a
minimizar las cifras de personas que sufren esta injusticia social. Después de
ocho años, los datos sobre exclusión social no han variado, permaneciendo como
una de las regiones europeas con mayor porcentaje de población empobrecida y
excluida. El presidente Manuel Chaves no habla de la exclusión ni quiere
escuchar hablar de ella, actitud que no encuentra el menor atisbo de crítica y
oposición por parte del Partido Popular, lo que demuestra claramente que el
programa electoral del partido del señor Arenas no contempla ninguna política
social encaminada a solucionar este importante problema de Andalucía.
Tenemos que seguir en el empeño de desvelar
el principal problema de nuestra tierra: la injusticia social que padecen miles
de personas que viven en condiciones infrahumanas.
104.644 hogares andaluces viven en la pobreza
severa y exclusión social (5,2% de los hogares andaluces), en los que habitan
431.715 personas que sufren esta injusta realidad social (5,5% de la población
andaluza). De estos, 8.598 pertenecen a la provincia de Córdoba, en los que
viven 31.375 personas, lo que supone un 4% de su población.
Ante esta situación, el presidente de la Junta de Andalucía tiene la
obligación, como primer responsable, de dar respuesta a este gravísimo problema
social. Y para ello:
--Deberá admitir y reconocer que la exclusión
social es uno de los principales problemas sociales de Andalucía, que padecen
más de 400.000 personas, y hacer de la cuestión prioridad de su agenda
política.
--La Junta de Andalucía deberá actuar ante el
problema de la exclusión social como un área transversal, en la que
principalmente las consejerías de Hacienda y Economía, Obras Públicas, Empleo,
Innovación, Educación y Salud desarrollen una serie de programas que vayan
solucionando esta lacra social. Hasta ahora estas consejerías tan sólo han
planteado una serie de medidas tangenciales, que no atajan de raíz el problema.
La ciudadanía se debería comprometer a
denunciar esta injusta y grave realidad social y a comprometernos, en la medida
de nuestras posibilidades, a erradicarla. Como bien dijo Max Horkheimer la
utopía representa, por una parte, "la crítica de lo existente";
por otra, "la propuesta de lo que debería existir". No es
posible proponer alternativas a los problemas sociales, si no planteamos ante
todo la debida crítica de lo que pretendemos cambiar.
* Profesor y coordinador del Area de
Marginación de la APDHA
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