¿Y ahora qué?

A qué se debe la baja participación que ha provocado que IU pierda casi 15.000 votos? ¿A qué se debe el crónico estancamiento del PSOE cada vez que llegan unas elecciones municipales?
Las respuestas a dichas cuestiones deberíamos pronunciarlas después de un análisis profundo que debería partir, al menos, de las cuatro últimas elecciones municipales. Para ello, no caben respuestas simples como que la baja participación se debe a la feria, romería de la Virgen del Rocío, fin de semana de playa-
La memoria histórica es importante a la hora de realizar un examen exhaustivo de cómo se han ido desarrollando los diferentes gobiernos municipales de la democracia. La primera cuestión que se me viene a la cabeza es el porqué Córdoba es la única capital de provincia que ha estado gobernada por IU desde que en el año 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales, a excepción del cuatrienio 95-99 que lo estuvo por el PP. Pienso que no podemos caer en el error de creernos que somos la ciudad más de izquierdas de toda España, ya que de ser así habríamos conseguido ser la ciudad referente social y cultural de todo el Estado y, sin embargo, todo el mundo sabe que esto no es cierto a la luz de los datos: el 4% de población excluida, lo que supone más de 13.000 personas; el elevado número de desempleados, 26.000; la lacra de una economía sumergida que no acaba de emerger; un sector del movimiento ciudadano opuesto a la implantación de centros sociales en sus respectivos barrios,...
Por tanto, podríamos seguir preguntándonos, ¿a qué es debido? Pienso que de la misma manera que la sociedad tiende a ser conservadora, a la hora del voto ocurre lo mismo. Al mismo tiempo, no podemos olvidar que la actual IU heredó el llamado califato rojo de Julio Anguita , que incluso llegó a contar con 17 concejales en las elecciones de 1983. Esto, unido a un PSOE que, incluso llegando a los 9 concejales en algunas elecciones municipales, no ha sido capaz de apostar por Córdoba con la fuerza suficiente para hacerse con el gobierno municipal, tal vez porque desde las altas esferas socialistas ubicadas en Sevilla y Madrid siempre han considerado a Córdoba como moneda de cambio, como ciudad comodín a la hora de buscar apoyos para otras ciudades, sin ir más lejos la vecina Sevilla.
Asimismo, venimos asistiendo últimamente, sobre todo desde 1999, a una manera de gobernar populista y sin una ideología progresista que apueste claramente por el desarrollo de la justicia social. Una forma de gobernar cuyo principal objetivo es el mantenimiento del poder municipal, de tal manera que incluso se ha pedido el voto conservador en las recientes elecciones. ¡A dónde hemos llegado que con tal de mantenerse en el poder venden hasta la propia alma!, en este caso la ideología.
La gente está cansada de que nos vendan tanto humo, tanta palabrería bonita y tan pocos resultados. Y he ahí la causa de los resultados electorales: una derecha a punto de gobernar con mayoría absoluta.
¿Y ahora qué hacer? Lo primero, una sana autocrítica para no cometer tantos errores y seguir desanimando cada vez más a la ciudadanía. Lo segundo formar un cogobierno IU-PSOE dispuesto a desarrollar un programa electoral que vea cumplidos sus objetivos a cuatro años vista, entre los que debería tener como prioridad fundamental una política social destinada a erradicar la exclusión social y el empobrecimiento que padece la ciudad. Y, en tercer lugar, formar un equipo formado con lo más preparado de cada uno de los grupos políticos, además de aprovechar la ley de grandes ciudades para contar con personas preparadas que puedan hacer frente a los grandes proyectos urbanísticos de la ciudad, a la creación de una dinámica cultural que prepare la ciudad para el 2016 y al desarrollo de una política social que haga de Córdoba un verdadero referente social.
* Profesor y Coordinador del Area de Marginación de la APDHA


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