"Medida legal, inteligente y humana"
El pasado sábado, tres de marzo, admiraba el
maravilloso espectáculo del eclipse total de Luna que la naturaleza nos
ofrecía. Observaba como nuestro planeta reflejaba su silueta sobre su pequeña
hermana celeste. Una silueta carente de fronteras, única nave de destino
universal.
Este fenómeno astronómico coincidía con el
revuelo levantado a raíz de la concesión, por parte del Gobierno, de la prisión
atenuada para José Ignacio de Juana Chaos , decisión tomada por el ejecutivo
amparándose en la ley, en motivos humanitarios y como una medida inteligente.
El mismo Zapatero ha apelado al "valor supremo de la vida",
indicando que "no es nuestro miedo ni la debilidad lo que le ha
salvado, sino nuestro valor y nuestra responsabilidad".
En contraposición Rajoy arremetía contra la
decisión gubernamental acusando al ejecutivo de haberse sometido "al
chantaje y a la amenaza de ETA". Manifiesta que "ha sido una
decisión cobarde, tomada en contra de la mayoría de los españoles", y
considera que es "el acontecimiento más grave que ha vivido España en
los últimos años". A la vez que pronunciaba estas palabras miles de
manifestantes salían a la calle, algunos de ellos con símbolos franquistas y de
extrema derecha. No pienso que esta debiera ser la política del principal
partido de la oposición, echando leña al fuego del conflicto más importante que
sufre el Estado español a lo largo de las últimas décadas, y que ha supuesto
tanto y tanto sufrimiento. Tampoco entiendo como una medida como ésta puede
eclipsar todos los problemas de un país: paro, vivienda, exclusión social...
De hecho, la mayoría de la ciudadanía se
alegra cuando aparece el mínimo atisbo de que pueda cerrarse este trágico
capítulo de nuestra historia contemporánea, sea cual fuese el gobierno de
turno. De hecho, tanto los gobiernos del PSOE como del PP lo han intentado con
mayor o menor acierto. En esta línea, la medida aplicada a De Juana Chaos es
inteligente y acertada, por lo que tiene de legal y de humanitaria, ya que
marca una línea divisoria entre los que matan sin escrúpulos por razones que
jamás deberían de estar por encima de la vida humana, y los responsables de un
Estado social, democrático y de derecho.
Si bien es cierto que es una medida que hay
que analizarla desde el razonamiento y la serenidad, que nos puede llevar a
resultados apetecibles a corto, medio y largo plazo, no lo son menos los
sentimientos que rechacen la misma, y más aún, si provienen de algún familiar
que está sufriendo las terribles consecuencias de los gravísimos e inhumanos
atentados terroristas. Por ello, se hace necesario sacar lo mejor de nosotros
mismos: nuestra capacidad intelectual y nuestros valores para el más óptimo
desarrollo de los derechos humanos, y no caer en el espíritu vengativo, que
aunque lo podamos considerar humano, no contribuye a la conciliación, a la paz
y a la resolución de conflictos. Y lo más grave es utilizar este dolor por
intereses electoralistas.
Quisiera iluminar lo anteriormente dicho con
dos reflexiones que me hicieron llegar dos personas. Hace años, un diputado de
UPN (Unión del Pueblo Navarro), a raíz de aconsejar el diálogo con ETA como una
buena medida para terminar con el terrorismo, fue increpado por un periodista
diciéndole: "¿Cómo va a explicarle a las madres de las personas muertas
por ETA que hay que dialogar?"; a lo que el diputado contestó: "¿Cómo
usted le va a explicar a las siguientes ochocientas madres los futuros
atentados sufridos por sus hijos de no haber posibilitado todas las medidas
para terminar con la lacra del terrorismo?". El segundo caso se
refiere a una mujer y madre de Euskadi, que hace tan sólo unos meses imploraba
a Dios para que terminase con esta locura, que en su caso había supuesto mucho
dolor por las consecuencias que había tenido para su familia al estar implicada
por una parte y la otra en el conflicto vasco.
Por último, quisiera resaltar que de los tres
argumentos que esgrimía el ministro Rubalcaba para aplicar la medida atenuante
de prisión para De Juana Chaos: legalidad, humanidad e inteligencia, me quedo
principalmente con la humanitaria, sobre todo por mi condición de cristiano.
Los cuatro evangelios rebosan de misericordia, perdón, ponerse en el lugar del
otro; de parábolas como las del hijo pródigo, las del buen samaritano, la de la
oveja perdida..., son los valores que dan el sentido a la vida de un creyente
en Jesús de Nazaret. De lo que se desprende que me llame poderosamente la
atención que personas ateas o agnósticas estén más cerca de estos principios
que los que se dan fuertes golpes de pecho y acuden a tantas manifestaciones
públicas religiosas, y a la vez alientan al espíritu de venganza y de ruptura
social.
Por todo ello, quisiera manifestar mi apoyo a
la medida y a que todos nuestros esfuerzos vayan encaminados a la solución del
conflicto, y que todo el sufrimiento creado al menos sirva para construir otro
mundo donde las fronteras creadas o anheladas no supongan la muerte de tanto
inocente.
* Profesor y miembro de la APDHA
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