¿FERIA ACOGEDORA?
El pasado miércoles de Feria prometía como
un día festivo, amistoso, de encuentro y diversión. Más de cuarenta personas de
distintos colectivos, entre ellos mis dos chavales marroquíes, almorzábamos un
delicioso perol servido con una amabilidad entrañable en la caseta de la Asociación de Vecinos
de la Axerquía.
Conforme avanzaba la tarde iniciamos un
peregrinar de casetas para seguir disfrutando de la Feria. Sin embargo, una
serie lamentable de acontecimientos nos iban enturbiando el día. Con mis
propios ojos presencié cómo a mis chavales, por su condición marroquí, junto a
otros de sus amigos, se les impedía el paso en varias casetas (Tablao, Latinoamericana
y Territorio Coyote), al mismo tiempo que, sin el menor pudor, iban entrando
otras personas con el perfil adecuado según la percepción de los porteros o
guardas jurado que flanqueaban las puertas. Incluso uno de mis amigos que nos
acompañaba fue agredido por un portero por el mero hecho de pedir explicaciones
ante tanta xenófoba actitud.
Mucho me temo que como nuestro Ayuntamiento
no ponga pie en pared, la Feria
va a terminar siendo un gran negocio de cierto mundo empresarial de la noche en
donde el dinero, el alcohol y demás sustancias corren muy deprisa. Ello hace
que se genere un ambiente agresivo y xenófobo que conlleva múltiples conflictos
y si alguien tiene dudas al respecto puede preguntar a la propia policía local
o nacional. De seguir como vamos, me apunto a la sugerencia del periodista
cordobés Manuel Fernández de preferir para nuestra Feria el estilo
sevillano. Por último, aprovecho para expresar que acontecimientos como los
vividos me hacen sentir africano y menos europeo. Me siento acogido con los que
acogen y despreciado por los que los desprecian. Manifiesto mi dolor en mi
doble condición de padre y defensor de los derechos humanos.
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