Refugiados rumanos: víctimas de otras guerras
Desde hace apenas un mes nos íbamos
familiarizando con el grupo de rumanos que habían acampado en unos terrenos
abandonados, destinados a la construcción del segundo tramo de la Ronda de Poniente.
Durante estas semanas esta comunidad de
personas inmigrantes ha visto incrementada su población, al haber dado a luz
dos mujeres en el hospital Universitario Reina Sofía, a dos criaturas que
apenas rozan los 20 días. Otra mujer está a punto de dar a luz.
La intención de esta comunidad, compuesta
por unas 30 personas, es encontrar trabajo en algunas de las campañas agrícolas
que están a punto de iniciarse.
Los problemas comenzaron el pasado 27 de
marzo cuando en una noche fría y lluviosa la Policía Local les
daba de plazo 24 horas para desalojar el lugar de la acampada. Un vecino de
Miralbaida acompañó a un miembro de esta comunidad rumana a mi domicilio
particular para notificarme lo sucedido y pedirme ayuda ante la indefensión e inseguridad
ciudadana de los que habían sido objeto.
Inmediatamente, al día siguiente, pusimos
todos nuestros esfuerzos para apoyarlos solidariamente.
Miembros pertenecientes a algunas
asociaciones de la mesa local de la inmigración (APIC, Córdoba Acoge, Asociación
pro Derechos Humanos de Andalucía), nos pusimos a trabajar par diseñar un plan
de actuación.
Los socios de la Apdha estuvimos
acompañándolos desde ese momento para aminorar su gran miedo ante la
indefensión a la que se veían sometidos, mientras que otras asociaciones, como
Córdoba Acoge, les brindaron su asesoría jurídica y apoyo humanitario
asistencial. Nuestra sorpresa fue cuando amanecimos el pasado 2 de abril con el
aviso de otro vecino de Miralbaida que vió, a las 8:30 de la mañana camino de
su trabajo, cómo dotaciones de la Policía Local y Nacional desalojaban a estas
familias (14 hombres, 11 mujeres, 11 niños y dos bebés recién nacidos). Nos
movilizamos inmediatamente marchándonos con ellos, primeramente al
Ayuntamiento, para denunciar el hecho a las autoridades locales y pedirles
responsabilidades sociales. Sólo nos comunicaron la existencia de ciertas
denuncias genéricas ciudadanas, sin demostrar en ningún momento la autoría del
denunciante. Pienso que les mueve el miedo a la imagen que pueden ofrecer estos
empobrecidos, víctimas del hambre y de las guerras. Y que hoy son rumanos,
magrebíes y mañana iraquíes.
Entre tanto, cínicamente, decimos no a la
guerra, mientras expulsamos a estos inmigrantes víctimas de las mismos
conflictos y situaciones.
Posteriormente, nos marchamos a la Subdelegación del
Gobierno, donde nos negaron rotundamente que ellos hubiesen dado esa orden de
desalojo a la
Policía Nacional.
Las asociaciones implicadas estuvimos
durante todo el día buscándoles alojamientos en los que pasar la noche.
¿Y ahora qué? Nosotros tenemos claro que
estaremos con ellos hasta que puedan encontrar trabajo y dignificar su
situación. Y nuestros políticos locales ¿qué pasos están dispuestos a dar: más
de lo mismo o desarrollar una verdadera política social con la inmigración que
responda a los eslogan publicitarios que llenan esta ciudad?
MIGUEL SANTIAGO LOSADA
DELEGADO EN CORDOBA DE LA APDH-A
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