LA OTRA CARA DE LOS PATIOS

Córdoba celebra durante la primera quincena de mayo su espléndido concurso de patios, rejas y balcones, en el que la ciudad muestra una de sus señas de identidad más genuina, enraizada en sus antiguas culturas romana y árabe.

La política municipal viene desarrollando su esfuerzo para potenciar el Casco Histórico de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad. El Plan Especial del Casco Histórico, el Plan Urban y otras actuaciones así lo evidencian. Y son precisamente los patios, junto a todo el acervo monumental de los catorce barrios antiguos de la ciudad, que configuran las llamadas Almedina y Axerquía, los ejes de todas estas actuaciones que quieren revitalizar uno de los cascos históricos más extensos e importantes de Europa.

Cualquier equipo de gobierno municipal tendrá como uno de sus principales objetivos la revitalización, mantenimiento y promoción del corazón de Córdoba.

Sin embrago, habrá que ir más allá. Junto al objetivo anterior, hay otro que hunde sus señas ideológicas en la llamada justicia social. Objetivo que marca la diferencia ideológica entre llevar a cabo un tipo de política y otra, entre los que lo apliquen o lo dejen guardado en el cajón de los olvidos.

Nos referimos, en esta ocasión, a la apuesta por la población marginada del Casco Histórico, que no enseñará sus patios por pura vergüenza, y que siguen compartiendo retrete, cocina, que no poseen agua caliente y que, en algunos casos, ni siquiera disponen de electricidad, o de medios para cubrir sus necesidades más básicas. Una población marginada, sobre todo de personas ancianas, que necesitan urgentemente medidas sociales encaminadas a satisfacer sus necesidades  más elementales: viviendas dignas (con patios como los que durante estos días nos enseñan con orgullo algunas familias cordobesas), servicios sociales que cubran sus necesidades de atención primaria, sanitaria, etc.

Rafael, Fuensanta, Dolores, Antonio… son algunos de nuestros ancianos y ancianas que esperan que el gobierno municipal desarrolle la ideología que le corresponde y que no es otra que conseguir una igualdad social para todas las personas.

Vecinos de Córdoba, el mejor homenaje que les podemos hacer a todas estas personas que viven en estas condiciones es que reivindiquemos sus derechos sociales; para que de esta manera, podamos celebrar, en todo el amplio sentido de la palabra, esta magnífica fiesta primaveral cordobesa.


                                     Miguel Santiago Losada
                                     Presidente de la APDH-A

                                     Córdoba, mayo de 2000

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