SEMANA SANTA ANDALUZA, EL FLUIR DE LOS SENTIRES DE UN PUEBLO

 

La Semana Santa de Córdoba son las múltiples familias musitando una oración detrás del Rescatado o de la Virgen de los Dolores. La Semana Santa cordobesa es la mujer que se viste de mantilla como si saliera del cuadro de Julio Romero de la plaza de Capuchinos. Es el Viernes de Dolores que se cita en la universal plaza cantada por los poetas para visitar a la “Señora de Córdoba”.

La Semana Santa andaluza son las pandillas de chiquillería que, con librito en mano, recorren las calles en busca de las procesiones para ver los pasos, contemplar el “mecío” de los costaleros y escuchar la marcha de la agrupación musical. Es la persona vestida de nazareno que descalza realiza la estación de penitencia. Es la persona anciana que desde el sillón de su casa ve las procesiones gracias a algún canal televisivo, trayéndole múltiples recuerdos y emociones. El emigrante que vuelve a su pueblo cada año para reencontrarse con su familia y amistades, sus tradiciones e identidades, su Nazareno.

La Semana Santa andaluza es la cuadrilla de amigos costaleros que procesionan un paso disfrutando, a pesar del esfuerzo, de la compañía del grupo, además de conseguir la movilidad para darle vida a lo inerte, a un escenario iconográfico. La Semana Santa andaluza son las imágenes vestidas primorosa y ricamente por unas manos casi siempre de una especial sensibilidad, distantes de la supremacía del hombre blanco heterobásico. La Semana Santa andaluza es ver pasar una procesión en la puerta de un bar con un medio de vino o una cerveza en la mano. La Semana Santa andaluza es una gran fiesta, en la que predomina la vida sobre la muerte.

La Semana Santa andaluza es el sentir de una saeta que nos recuerda al almuédano llamar a la oración desde cualquier alminar andalusí. Es memoria de nuestros antepasados, familiares y amigos. Los ojos se humedecen ante la imagen que fue la devoción de una madre o un abuelo. Memoria viva que hace remover las entrañas, identificándolas con las costumbres más arraigadas. Es la Semana de los sentidos por antonomasia donde predomina el olor a incienso y azahar, la escucha de una marcha o una saeta, la vista recreada ante tanto arte, el saborear la rica torrija o el exquisito pestiño, el mezclarse y apretujarse en la bulla con la gente.

La Semana Santa andaluza es un “hecho sociocultural total”, heterodoxa, transversal y polisémica, con una gran dimensión identitaria. Como afirma el reconocido antropólogo Isidoro Moreno “para entender mínimamente la Semana Santa andaluza no es buen camino hacerlo de una manera unidimensional. Ya sea a través de adoctrinamientos de buena parte de la Iglesia oficial, que considera la celebración solamente como una expresión de fe católica purificándola de elementos supuestamente paganos; sea el de quienes la contemplan desde un marxismo reduccionista que acepta, además, como su único significado el que plantea el poder eclesiástico”.

La Semana Santa siempre ha corrido el peligro de las manipulaciones tanto simbólicas como sociales, como plantea el antropólogo Rafael Briones: “La Semana Santa será liberadora a condición de que no se ejerza una manipulación con pretensiones alienantes, ni en su dimensión social ni en su dimensión simbólica”. La religiosidad popular, por ejemplo, se escapó del clericalismo en América Latina. En palabras del Papa Francisco: “se salvó porque los curas no se metieron”. Dejemos fluir nuestra Semana Santa entre los sentires de su pueblo y preservémosla de los manoseos interesados de poderes religiosos y políticos.

                                                                       Córdoba, 14 de abril de 2025

   Miguel Santiago Losada

                                                                              Profesor y escritor

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA MIRADA A LA SEMANA SANTA ANDALUZA

HA LLEGADO LA HORA DE QUE ANDALUCÍA DESPIERTE

NICETO ALCALÁ-ZAMORA Y TORRES, ANDALUZ, PRESIDENTE DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (II)