SÍNTOMAS DE SALUD DEMOCRÁTICA

En los últimos días hemos podido escuchar por las diferentes emisoras el ir y venir de dos noticias: el partido de fútbol entre el Barcelona y el Madrid, en el antes, durante y después, y la intervención de Estados Unidos en la que mató a Osama Bin Laden y arrojó su cuerpo al mar. Barack Obama clamó que “se ha hecho justicia”. Una intervención militar que pisotea la declaración universal de los derechos humanos y lo que debe ser un Estado de derecho, suponiéndole subir varios puntos en la valoración como presidente. Este tipo de intervenciones provocan que aunque una mayoría de la ciudadanía árabe rechace los métodos criminales de Al Qaeda el antiamericanismo no haya desaparecido entre los árabes al ver a los Estados Unidos como una prepotente superpotencia que quita y pone a su antojo a dirigentes según sus conveniencias económicas y estratégicas. Viene a colación un estudio del Pew Research Center, en el que un 79% de los egipcios siguen teniendo una imagen negativa de los Estados Unidos.

A raíz de estos acontecimientos la Cadena SER formulaba una encuesta en la que alrededor del 70% de los ciudadanos habían manifestado su oposición al método utilizado prefiriendo el que hubiese sido apresado y puesto a disposición judicial, según lo propio de lo que deber ser un Estado social, democrático y de derecho. Esta noticia fugaz me supuso una bocanada de aire fresco ante tanta falta de cordura y sensatez como estamos viviendo.

Una segunda noticia que refresca el ambiente, condicionado por el mensaje único de aquellos que se creen los dueños del país y de las conciencias, ha sido la autorización por parte del Tribunal Constitucional de la autorización de Bildu, que le permite participar en la campaña electoral.    

Mientras, los países con corona de la UE hacen un derroche de ostentación y poder luciendo sus mejores galas en los boatos nupciales bendecidos por las respectivas iglesias, los responsables de los países de la UE sin corona hablaban de fortalecer fronteras y endurecer aún más las leyes de extranjería para echar a tanto intruso llegados a causa de las miserias que sufren en sus países; discursos inhumanos respaldados, por ejemplo, por nuestro propio ministro del interior que aboga sin ningún tipo de complejos por expulsar a todos esos ilegales llegados de Túnez sin la menor vacilación.
Una penosa realidad que cae como una losa encima de cualquier conciencia sensible que sigue creyendo en el ser humano por encima de cualquier supuesto. De ahí que el estudio Inmigración y estado de bienestar en España , financiado por la Obra Social La Caixa, supusiera una tercera buena noticia al desmontar uno de los principales mitos que considera a los inmigrantes como un obstáculo para el acceso a los servicios públicos de los ciudadanos del propio país. Sin embargo, según este estudio los inmigrantes asentados en nuestro país aportan al Estado más de lo que reciben y pone de manifiesto que fueron responsables del 50% del incremento del PIB y del superávit en los años de crecimiento económico.
Un último ejemplo de salud democrática, es ver en las listas electorales a personas honestas que no tiene nada que ver con otras candidaturas marcadas por la corrupción como la del PP que encabeza Francisco Camps y que según el último sondeo preelectoral del CIS sube 6 puntos más respecto a las anteriores elecciones  autonómicas. Tampoco tienen nada que ver con la lista electoral de Unión Cordobesa, encabezada por un imputado en el caso Malaya y que dice no haber leído un libro en su vida, en las que aparecen profesores universitarios. ¡Quién da más a tanto despropósito!


                                                                       Córdoba, 1 de Mayo de 2011
                                                                          Miguel Santiago Losada

                                                           Profesor y Presidente de la Asociación KALA

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