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Un cuento de realidad

Qué sería de un paisaje urbano sin vida, sin seres vivos que le dan calor y color? Córdoba posee recónditos y encantadores rincones en su casco histórico. Algunos hay que buscarlos expresamente, como el antiguo claustro del que fuese monasterio de San Pedro el Real y que preside majestuosamente la gran plaza Tierra Andaluza, cuyo nombre rezuma solera. Si paseamos por ella en estos días navideños veremos un ramito de flores blancas atado a la reja que guarda el claustro bajo. Un grupo de jóvenes de la Axerquía lo colocó en memoria del abuelo Antonio. Antonio fue uno de esos personajes de novela costumbrista que le da humanidad y sentido de ser a un lugar. Había hecho de esta plaza su hábitat, y del rinconcito en el que cuelga el ramito de flores, su estancia al cielo raso, donde solía descansar acurrucado a su perro Canela. El pasado jueves 4 de diciembre se echó la siesta como de costumbre. Mientras dormía cayó un aguacero que presagiaba que algo iba a ocurrir. Los jóvenes de la pl

Urge una política de vivienda

Podemos presumir, a pesar de los gravísimos recortes presupuestarios del Gobierno, de tener dos cuerpos de funcionarios que son referente en muchos países: educación y sanidad. La democracia nos trajo la universalización de estos dos derechos humanos básicos para la población. Las cifras de analfabetismo que acarreábamos, a causa del anterior régimen dictatorial, se fueron diluyendo a la vez que nuestras universidades se iban llenando de un alumnado ansioso por formarse. Igual sucedió con el sistema sanitario público, que se fue implantando en todo el país a través de sus tres niveles de asistencia sanitaria: médico de atención primaria, médico especialista y hospitalización. La vivienda, en cambio, arrastra un déficit de política social, que se ha visto agravado dramáticamente en estos últimos años por la crisis y la falta de una intervención política que no ha frenado la sangría de desahucios que están padeciendo miles de familias. Es urgente la aplicación de políticas sociales

ESTADO BASURA

A las 9.30 de la mañana del 5 de noviembre un grupo de turistas, que paseaba por la paradisiaca playa de Maspalomas, se vio sorprendido ante la llegada de una patera con 23 personas abordo, exhaustas tras cinco días en alta mar. Los inmigrantes pasaron siete horas tirados en la playa por miedo a que nos contagiaran del virus del ébola. Con un visible aspecto de cansancio y fatiga, los inmigrantes hicieron uso del avituallamiento que las ONGs le habían suministrado. Ante los ojos atónitos de decenas de personas que disfrutaban de este prodigioso marco de la naturaleza, un camión de la basura los trasladó al juzgado para   tramitar inmediatamente la devolución a sus países. Mientras el alcalde de   San Bartolomé de Tirajana ,   Marco Aurelio Pérez , admitía la tristeza que le ocasionaba estos inmigrantes al recordarle  “la vulnerabilidad de millones de personas desesperadas por una vida mejor", el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna (PP), pidió

LA MEZQUITA, 30 AÑOS DE LUZ

El evangelista Lucas nos dice que "nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche; se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano, se pregonará desde la azotea" (Lc 12, 2-3). Según cuenta un texto en árabe, cuando el lugar donde se ubica la Mezquita era una gran hondonada, Salomón, el hijo de David, pasó por Córdoba e hizo alto frente a ella. Al verla, dijo a los genios: "Rellenad y nivelad este lugar pues aquí se alzará un templo en el que se rendirá culto al Altísimo". Con el tiempo se cumplió la profecía, construyéndose uno de los mayores templos de la humanidad, cuya luz resplandeciente llega a todos los rincones de la Tierra. La Unesco, hace mañana domingo justamente 30 años --2 de noviembre de 1984--, le concedió este merecido reconocimiento universal. La Mezquita de Córdoba encabezaría la lista de los primeros cinco monumentos del Estado español declarados patrimo

Gregorito

Gregorito comenzó el pasado 10 de septiembre su primer curso de primaria. Su madre lo dejó, como viene siendo habitual, en las puertas de su colegio público con muchas dosis de ilusión, de alegría por volverse a encontrar con sus compis y, como es natural, de inquietudes ante lo nuevo por conocer. Gregorito tiene la fortuna de no ser uno de los dos millones de niños/as de nuestro país en padecer el empobrecimiento social. El no tendrá que depender de la asistencia social para disfrutar de una adecuada nutrición. Tampoco pasará frío este invierno gracias a los medios económicos de su familia, que le asegura un confortable hogar para poder vivir y desarrollarse como sería lo deseable para cualquier niño/a. La vida le ha dado a Gregorito, para su buena crianza, una madre y un padre que lo aman y lo cuidan, unos medios que le brindan todas las posibilidades para su crecimiento y una capacidad personal que le permitirá alcanzar las destrezas necesarias para su futura formación como pe

Signo de poder o de convivencia

La Mezquita-Catedral de Córdoba fue declarada patrimonio mundial de la humanidad por ser símbolo de convivencia en un mundo en que las violaciones a los derechos humanos son incesantes. No hay mejor lugar en Europa para generar dinámicas inclusivas, de confianza y diálogo, que ayuden al encuentro entre las personas que profesan diferentes religiones o pertenecen a distintas culturas. La humanidad está necesitada de espacios simbólicos de paz y fraternidad. El corazón de nuestra ciudad, la Mezquita, convertiría a Córdoba en la capital de la convivencia. Este anhelo choca frontalmente con los tres últimos obispos de Córdoba que, muy lejos del espíritu del Papa Francisco, han puesto toda su voluntad en hacer ver que hasta el solar que ocupa la Mezquita les pertenece. El deseo de apropiarse del monumento comienza en 1998 cuando el Obispado edita un folleto de mano en el que la denominación de Mezquita-Catedral ha sido eliminada. A ello le han sucedido una serie de hechos que el Obisp

Un viaje de ida y vuelta

Desde que llegaron las tropas cristianas a Córdoba, encabezadas por el rey Fernando III, la Mezquita Aljama de la ciudad, la gran Mezquita de Córdoba como la ha denominado recientemente la Unesco, se libró de la destrucción, desde un primer momento, por diferentes causas. Una de ellas fue la admiración que suscitó su enorme belleza. Otra, el pueblo de Córdoba, que procedente de un mestizaje tanto genético como cultural siempre la sintió suya y siempre se mostró celoso ante cualquier intento de eliminarla, como desgraciadamente ocurrió con las demás mezquitas-aljamas de las ciudades más importantes de al-Andalus. Por otra parte, los reyes cristianos, entre ellos Alfonso X  el Sabio  , contribuyeron a su protección y conservación como así muestran al respecto dos disposiciones dadas por él: la primera refiere que la totalidad de las iglesias del obispado de Córdoba contribuyan a reparar las techumbres de la mezquita (año 1261) y la segunda exhorta a que todos los albañiles y carpintero